(PD).- Ha sido de vergüenza. Casi tanto como los últimos partidos del equipo, que durante décadas ha parecido el mejor y más elegante del mundo.
En la misma en la que el presidente del club ha sacado adelante las cuentas, entre escenas de vergüenza ajena, el equipo ha naufragado con armas y bagajes en el mítico estadio Santiago Bernabéu.
Una semana después de que el barcelona pasara por encima del Sevilla en tierras andaluzas, los sevillistas han ganado al Madrid en la capital de España.
El árbitro González Vázquez no pitó dos claros penaltis sobre Higuaín, pero eso no sirve ni como excusa.
El Real Madrid tiró de casta, pero eso no fue suficiente ante su evidente ausencia de juego. Ya es quinto, a 9 puntos del Barcelona, su próximo rival, ante el que pierde a Marcelo y Robben por acumulación de tarjetas.
UN PARTIDO CON HÉROES PERO SIN RESULTADO
El Sevilla se impuso en un intenso partido a un Real Madrid, que se queda a nuve puntos del Barcelona antes del clásico del próximo sábado.
El Sevilla se adelantó muy pronto en el minuto 3 con un gol de Adriano tras un fallo de Casillas. Raúl empató el choque en el minuto 18, pero Romaric volvió a adelantar al Sevilla a los tres minutos.
Antes del descanso, Kanouté puso el 1-3 al aprovechar un balón suelto dentro del área. Higuaín y Gago empataron el partido en dos minutos (66 y 68), pero el árbitro expulsó a Robben por una airada protesta tras un penalti clarísimo a Higuaín que no señaló el árbitro.
El Madrid pagó esa expulsión y Renato marcó el gol del triunfo a seis minutos del final.
UNA ASAMBLEA BOCHORNOSA
Los ultrasur, que entraron gracias a la magnanimidad presidencial, elevaron el mal gusto del enfrentamiento al calificar de «¡Antimadridistas hijos de puta!» a los que reprobaban a Ramón Calderón. Y el respeto a las formas y el buen gusto brillaron por su ausencia en la Asamblea General Ordinaria del Real Madrid.
Calderón, que se hartó de escuchar gritos de «dimisión y de «presidente», provenientes sobre todo de la grada que alojaba a los socios sin derecho a voto, logró en una Asamblea, iniciada con 1.215 compromisarios presentes, aprobar las cuentas del ejercicio anterior con 603 votos a favor, 442 en contra y 52 abstenciones.
El presupuesto para la temporada 2008-2009 recibió también el visto bueno de los socios con 564 votos a favor, 517 en contra y 32 abstenciones. La Asamblea respaldó a su vez el mantenimiento de las cuotas sociales y el nombramiento de los nuevos miembros de la junta electoral y de la comisión de disciplina.
La votación de las cuentas, a mano alzada pese a las peticiones para hacerla en urna, se produjo después de que el vicepresidente José Ignacio Rivero defendiera unos ingresos de 366 millones de euros, un beneficio de 51 millones antes de impuestos, como cierre del ejercicio anterior y un presupuesto para 2008-2009 que prevé 400 millones de euros de ingresos y un beneficio de 54,8 millones.
El debate provocó importantes momentos de tensión en el Palacio Municipal de Congresos, como cuando el presidente no pudo terminar, por los primeros abucheos de la sala, una explicación tras la intervención de un compromisario que pidió el voto en contra. Rivero presentó, según dijo, unas «cuentas realizadas con honestidad y rigor y auditadas por Ernst & Young», defendió que el crecimiento de ingresos y la contención del gasto permiten un resultado de explotación antes de amortizaciones de 96 millones de euros y presentó un presupuesto «ambicioso pero prudente».
«Gastamos menos de lo que ingresamos y la deuda es de 199 millones de euros. Esta es la cifra que sacaría cualquier muchacho que sepa lo mínimo de balance. Decir que son 500 millones es un disparate. No es muy difícil de entender si se pide aclaración, pero si se tiene mala intención… La ignorancia hay que curarla explicando», dijo con vehemencia.
El vicepresidente, que apuntó que «los bancos ofrecen al Real Madrid créditos en un mundo donde no hay un crédito para nadie» y que es «el club número uno del mundo en ingresos y la marca más valiosa a nivel mundial», aseguró que «el club tiene unos fondos propios de 176 millones» y rechazó que haya que vender patrimonio.