(PD).- La mala suerte vuelve a ser compañera de viaje de Carlos Sainz. El piloto madrileño abandonó el Dakar por un accidente cuando iba líder de la clasificación. Esta vez, no por culpa suya, sino por una mala señalización de ese punto en el libro de ruta.
El accidente se produjo por una mala indicación en el libro de ruta que también hizo que el coche que seguía al de Sainz se quedase colgando del barranco. El lugar fue tuvo que ser señalizado de inmediato para evitar nuevos incidentes.
Tras el abandono, el piloto español mostró su decepción y aseguró que merecía ganar el rally. «Íbamos hacia un ‘way point’ (punto de paso obligatorio), quizás un poquito hacia la derecha, pero ya lo teníamos perfectamente localizado;y había un río seco que no estaba señalizado y nos hemos caído cuatro metros para abajo», explicó el piloto a su llegada al campamento de La Rioja.
INFORTUNIOS DEL PILOTO MADRILEÑO
La trayectoria de Carlos Sainz está marcada por un palmarés brillante (dos títulos mundiales de rallys, en 1990 y 1992, y uno de todoterreno, en el 2007), pero también ha estado plagada de sucesos desafortunados.
El más recordado de todos es el que vivió en el Rally de Gran Bretaña de 1998, cuando tuvo que abandonar por una avería cuando ya veía la meta del último tramo. Frases como «trata de arrancarlo» o «la cagamos, Luis» están asociadas a un piloto tan brillante como en ocasiones poco afortunado. Por el camino de Carlos Sainz se han cruzado ovejas, troncos y hasta cámaras de televisión.
Su primer contacto con el infortunio se produjo en 1989, en el Rally de Gran Bretaña. Cuando el madrileño estaba a punto de lograr su primer triunfo en el Mundial se rompió la transmisión de su coche a falta de dos tramos para acabar.
En el Rally de Catalunya de 1991 Sainz se disponía a sacar su coche del parque cerrado de Lloret de Mar (Gerona) para afrontar la última etapa, pero el motor de su Toyota Celica GT4 se negó a arrancar.
Ese mismo año, de nuevo en el Rally de Gran Bretaña, la junta de la culata de su Toyota Celica Turbo 4WD se rompió y Carlos Sainz se despidió de revalidar el título que ganó en 1990.
En 1994, otra vez en el Rally de Gran Bretaña, Carlos Sainz, que nunca supo cuál era el objetivo real de su equipo (Subaru), se salió de la carretera en la última etapa, en una escena recordada por todos por la célebre frase que Sainz le espetó a su copiloto: «La cagamos, Luis».
Antes del incidente que le costó el título, Sainz se encontró dos troncos en una curva que tuvo que esquivar. El primero estaba a la entrada de la curva y el otro a la salida. «El que los puso sabía lo que hacía, pero tuvimos bastante buena suerte al poder evitarlos», comentó entonces.
El Rally de Nueva Zelanda de 1997 está en la memoria de Carlos Sainz y de muchos aficionados porque en él atropelló a una oveja en plena especial, lo que le obligó a retirarse del rally.
Y volvió a llegar el Rally de Gran Bretaña de 1998. El suceso más cruel de los vividos por Carlos Sainz, que se quedó tirado a medio kilómetro del final del último tramo y cuando parecía que el título era imposible que se le escapara. La frase de Moya «trata de arrancarlo, Carlos, por Dios» es la que recuerda permanentemente este episodio.
Carlos Sainz llegó al Rally de Gran Bretaña de 2001 con muy pocas posibilidades de ganar el título. Se salió de la pista y atropelló a un grupo de espectadores mal colocados. Abandonó voluntariamente.
En el Rally de Argentina de 2003, un error de su entonces copiloto, Marc Martí, le costó la victoria. Ya habían ganado en los tramos, pero el navegante no le avisó de que llegaban antes de tiempo a un control. El español fue penalizado.
En 2003 Sainz estaba a un paso de acabar en la cuarta plaza el Rally de Catalunya cuando el motor de su coche se paró de repente por una avería eléctrica. Acabó séptimo.
En el Rally de Gran Bretaña del 2003, un cortocircuito en los cables de la cámara de televisión que lleva en el habitáculo descentraron al piloto madrileño, que en el tercer tramo se salió de la carretera.