(PD).- La supuesta trama de espionaje en la Comunidad de Madrid de la que viene dando cuenta El País es tachada de «manipulación» desde las páginas de El Mundo. Sin embargo, el diario de Pedrojota parece ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio.
En una columna firmada por Pedro G. Cuartango se afirma que la información del diario de Prisa es «una verdadera lección de cómo manipular la información para que las cosas parezcan lo que no son». ¿Puede El Mundo pontificar sobre ética periodística después de la campaña que orquestó contra el PP a base de encuestas con muestras ridículas de apenas 1000 participantes? Más aún, como muestra la captura de la votación sobre la foto de Soraya, en algunas ni siquiera se menciona la cantidad de votos. ¿Quién manipula?
Recientemente, PD llamaba la atención sobre las «encuestas» de El Mundo. Sondeos de apenas 1000 encuestados -«un margen de error de un 3,16% para los datos globales»– que estaban dando mucho de sí a Pedrojota. Intención de voto, la crisis, las medidas de Solbes, terrorismo,… Y el Partido Popular:
Como se sabe, las encuestas son para el que las paga, y el director de El Mundo la aprovecha para propinar otra cornada a Mariano Rajoy. «El votante del PP prefiere a Rato, Gallardón o Aguirre».
En base a esas «encuestas», El Mundo se permitía afirmar datos como que «la popularidad de Mariano Rajoy entre sus propios votantes continúa a la baja».
No es del todo falso, como postula Cuartango, que «la información de El País sugería veladamente -sin aportar ninguna prueba- que los espías de Granados eran los que habían grabado los pasos de Ignacio González en varios viajes fuera de España»:
Todo ello reforzado por la publicación sucesiva de una noticia y otra, que parece sugerir un nexo causal como si, primero, viéramos disparar una pistola y luego se nos mostrara una bala. Así lo entendió TVE que, por estulticia o por malicia, aseguró que el espionaje a González podía ser obra de Granados, su compañero de partido y de Gabinete.
Caben pocas dudas de que la información de El País a duras penas se sostiene a golpe de especulaciones y vagos indicios. Pero las encuestas de El Mundo -titulando con estruendosos «Todos… La mayoría…Clamor, etc»- con muestras de mil o menos participantes no son tampoco paradigmas de la objetividad periodística.
Un diario con que tiene 10 millones de lectores únicos debería permitirse sondeos de opinión más amplios y de mayor envergadura antes de soltar alegres titulares a diestra y siniestra que no se corresponden con sólidos indicios que representen la opinión de un sector de la sociedad.
