PRISA está con el agua al cuello. Al cierre del pasado ejercicio, su deuda ya ascendía a 5.000 millones de euros. Incapaz de encontrar compradores para Digital+, necesita liquidez urgente para hacer frente a varios créditos que vencen el próximo mes. Así, a la familia Polanco no le ha quedado más remedio que recurrir a los bancos para buscar un aplazamiento del descubierto hasta 2011.
Cebrián todavía se está echando las manos a la cabeza por la OPA lanzada sobre el 100% de su filial Sogecable. Como consecuencia, su deuda se ha duplicado y el imperio de la familia Polanco es incapaz de encontrar fuentes de financiación. Cerrada Localia, el consejero delegado del grupo no descarta cerrar talleres e imprentas. Además corre el rumor que han colgado a todos sus activos el cartel de ‘transferible’; ni siquiera Santillana se salva de la criba.
Según asegura El Economista, el grupo ha planteado a sus inversores la necesidad de establecer un programa de financiación para el grupo que permitiera usar bonos convertibles, canjeables, warrants y ampliaciones de capital para hacer frente a los pagos más inmediatos.
Cebrián ha señalado como causa de este saldo negativo a la herencia de la fusión de las plataformas Vía Digital y Canal Satélite; y a la OPA lanzada sobre Sogecable y su absorción por la propia PRISA. También habría afectado la oferta de compra sobre Media Capital.
Con estas medidas, la familia Polanco espera que las acciones del grupo -actualmente a 2,02 euros por título- lleguen a los 2,85 que los expertos creen que vale.
Cebrián aprieta el cinturón
Otra de las medidas que van a notar los accionistas es que no recibirán retribución por las actividades de la empresa. Cebrián espera ahorrar así 241 millones de euros. Además, han congelado los sueldos de los directivos que cobran más de 80.000 euros brutos. Según los analistas, PRISA podría reducir así su deuda hasta 50 millones hasta 2011.
