El Barça, con pie y medio en la final

El Barça, con pie y medio en la final


(PD).-La superioridad del Barça llega a veces a ser insultante. Los azulgranas ganaron al Mallorca (2-0) en el Camp Nou y ya tienen pie y medio en la final.

El cuadro azulgrana ganó por inercia, sin revolucionar su motor y con Messi en el banquillo durante una hora. Los goles de Henry, mediado el primer acto, y Rafa Márquez, de espléndido libre directo en el segundo, marcaron las distancias, suficientes para no temer peligro alguno en el encuentro de vuelta, aunque las diferencias entre ambos equipos fueron incluso de mayor calado.

Tantas como marca la clasificación liguera, con el Barça primero, destacado, y un Mallorca acuciado por las urgencias del descenso. Ni la ausencia del gran socio culé en la zona ancha, Xavi Fernández, ni de los puntas de lanza Messi y Eto’o fueron un obstáculo para un Barça milimétrico, que apabulla aunque la fiesta no le exija toda su seducción.

La entrada de Messi a la hora de juego proporcionó mayor vigor al Barça, el propio de un jugador cuya aureola empieza a cautivar a amigos y enemigos. El Mallorca, que afrontó el partido con un sólo plan, el de aguantar y rezar, soportó las cargas de Messi gracias a las paradas de Lux, hasta en tres ocasiones prácticamente consecutivas.

Y cuando Messi no tenía el balón, su compatriota en la meta bermellona se relajaba, tanto que Márquez le endosó un libre directo que prácticamente sentencia la eliminatoria. Hasta ese momento, el equipo de Guardiola había ofrecido menos que en otras ocasiones, aunque con la misma estética.

BOJAN Y HENRY, PROTAGONISTAS

La suavidad con la que maneja el esférico Iniesta convierte el juego del Barça en arte en movimiento. Le había faltado a los azulgranas, no obstante, continuidad en sus argumentos ofensivos. De inicio brilló Bojan, con dos grandes ocasiones. En la primera trató de parecerse a Messi y después de dos quiebros dentro del área su disparo lo rechazó con acierto Lux.

Algunos errores en la entrega enfriaron por momentos el juego local, pero el partido era de una única dirección, con un Mallorca excesivamente conservador, que nunca alteró su biorritmo, y la lógica e inercia del fútbol debían cumplirse.

Se consumó a la media hora de juego. Un robo de balón y un centro preciso de Bojan que lo remató a la red Henry, aún con fortuna porque su remate fue más con el hombro que con la cabeza. El Barça abría así el entramado defensivo del cuadro balear, sin ni siquiera exigirse una segunda velocidad.

El FC Barcelona reservó aún más su motor durante los minutos siguientes ante un Mallorca paupérrimo e incluso el partido estuvo cerca de apagarse antes de que Guardiola diese a los aficionados al fútbol el gustazo de ver a Messi. El argentino apareció seis veces y cinco de ellas casi acaban en gol. En una doble pared con Iniesta se comprobó la precisión y la sublime calidad técnica de un equipo imperial.

Finalmente no fue Messi, pero sí Márquez el que incrementó la renta para ‘ensuciar’ la vuelta, que aparentemente será un paseo para los blaugrana. Los catalanes de este modo ascienden el primer escalón de un anhelado triplete. La final de Copa parece ya segura y eso ya es cumplir con una máxima, la de disputar todos los títulos en juego.

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