Narcoterroristas, rehenes y la volátil ética profesional de algunos periodistas

Narcoterroristas, rehenes y la volátil ética profesional de algunos periodistas

(PD).- La polémica presencia en la entrega de rehenes de las FARC de dos periodistas colombianos, a quienes el presidente Álvaro Uribe llamó «cómplices del terrorismo», desencadenó el debate sobre el alcance de la libertad de expresión y el papel del periodismo en un país desgarrado por la narcoguerrilla.

Uribe acusó a los periodistas Jorge Enrique Botero, ex director informativo de Telesur, el canal con sede en Venezuela que financia el Gorila Hugo Chávez, y Hollman Morris, corresponsal de Radio France Internacional, de hacer «exaltación del terrorismo» por su comportamiento durante la entrega el domingo de tres policías y un soldado que estaban en poder de la guerrilla.

Botero, quien cumplía el papel de «garante», denunció el hostigamiento militar al helicóptero brasileño puesto al servicio del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) para el operativo.

En mitad de la liberación, Botero hizo que Telesur contactase con un jefe guerrillero para que denunciara el hostigamiento y luego entregó las fotos que tomó durante la liberación a una agencia de noticias estadounidense.

El CICR había anunciado que esta vez la prensa no tendría acceso, al contrario de lo que ocurrió en enero y febrero de 2008 cuando se permitió a Telesur grabar la liberación de otros seis rehenes.

Morris apareció en el sitio de la entrega, cuya ubicación era secreta, acompañando a los guerrilleros. Uno de los policías liberados, denunció que sus captores lo obligaron a hablar ante la cámara de Morris para desmentir que la guerrilla este derrotada, tras insinuarle que si se negaba podría no ser liberado.

Morris, aceptó que entrevistó a los cautivos pero señaló que no iba a usar ese material y denunció que cuando regresaba a Bogotá fue retenido por el Ejército, para que lo entregara.

El debate se instaló en las redacciones. Enrique Santos, presidente de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) y ex director del diario El Tiempo, calificó de «criticable» la actuación de ambos.

Santos dijo que Botero «abusó de su condición de miembro de la comisión humanitaria» y Morris «entrevistó a los militares secuestrados en condiciones que ellos mismos calificaron de presión».

El centenario diario El Espectador, señaló por su parte en su editorial que las actuaciones de ambos pusieron en riesgo la operación y resultan «inaceptables en estos instantes, y en ello hay un tácito acuerdo», señaló el diario, que sin embargo, consideró desproporcionada la reacción oficial.

El debate no es de poca monta en un país considerado de los más peligrosos para ejercer el periodismo y en el que, según cifras de la SIP, entre 1986 y 2006, fueron asesinados 110 periodistas.

«Si no se muestra la barbarie, no hay manera de rechazarla», declaró Morris, quien ya tuvo que salir de Colombia varias veces por amenazas. «Este gobierno sistemáticamente ha estigmatizado a los periodistas en zona de conflicto o a los que entrevistan a actores ilegales y todos los que defienden planteamientos distintos».

No es la primera vez que Uribe descalifica a la prensa. Ya lo había hecho con el propio Morris y con Daniel Coronel, director de un teleinformativo que denunció nexos de paramilitares (ultraderecha) y políticos cercanos al mandatario.

Otros dos periodistas colombianos de Telesur han sido acusados ante la justicia de complicidad con las FARC.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído