(PD).- A falta de un lugar de relumbrón público, bueno es un programa de radio para conectar con la ciudadanía. Sobre todo, si se trata de hacer tertulia y, cómo no, de figurar. Así hubiera pensado cualquier diputado del Partido Popular si le hubiese llegado una oferta tan tentadora como la de ocupar una silla de contertulio en un programa de radio de éxito. Pero Manuel Pizarro siguió en sus trece y dijo «no».
El otrora presidente de Endesa, hoy portavoz popular en la Comisión Constitucional, tuvo las puertas abiertas para incorporarse como comentarista de lujo de la actualidad en el espacio La Linterna de la Cadena COPE que dirige y presenta César Vidal y, sin embargo, dejó pasar la oportunidad, según reconocen a Garganta Profunda de El Semanal Digital fuentes de su entorno. Pizarro dio calabazas a Vidal. «Fue un no amable y agradecido», inciden las mismas fuentes. No podía ser de otra manera viniendo del ex empresario.
La oferta era suficientemente atractiva como para incorporarla a su particular travesía por el desierto, pero supo contener sus ganas de balón. «Manolo quiere centrarse en su actividad parlamentaria», aseguran. Y, sin duda, Pizarro está demostrando ser uno de los diputados más trabajadores en todo lo que tiene que ver con el modelo de Estado, aunque el asunto haya pasado a un segundo plano por la crisis económica.
El ex «número dos» de la candidatura de Mariano Rajoy a las elecciones generales está metido de lleno en su traje de político, acude a los medios de comunicación cuando le invitan y, sobre todo, se mantiene al margen de cualquier lío interno, que haberlos, haylos. El empeño de quien fuera «fichaje estrella» de Rajoy pasa por su escaño durante los próximos 3 años, en cumplimiento con el compromiso adquirido con sus votantes.
Más allá de 2012, según comenta su círculo más íntimo, el futuro de Manuel Pizarro no parece que seguirá encaminado por el sendero de la política. ¿Qué salidas le quedarán al ex presidente de Endesa? «Volverá a la actividad privada. Es lo más probable», señalan. Pero, de momento, Pizarro ha sabido encajar como un guante de seda en un destino político «temporal» que le permite desempolvar su faceta de abogado del Estado.
Una condición que, por cierto, Manuel Pizarro comparte con la propia portavoz del Grupo Popular, Soraya Sáenz de Santamaría, además de con dirigentes como Federico Trillo y Arturo García-Tizón. Con los tres, aseguran, mantiene una excelente relación quien pasa por ser un reformista radical que no entiende el adocenamiento político en asuntos que deben ser de máxima prioridad para el país.
