El columnista de El País que expone las contradicciones diarias del oficio, incluidas las de su periódico

El columnista de El País que expone las contradicciones diarias del oficio, incluidas las de su periódico

(PD).- La crisis económica y la consolidación de Internet como nuevo medio informativo de masas, aunque no por este orden, están poniendo al descubierto las miserias de la prensa escrita, considerada como la quinta esencia del buen periodismo.

El modelo histórico de la empresa editora se tambalea y sus oficiales, los periodistas, ven peligrar sus puestos de trabajo, incluso la viabilidad de seguir ejerciendo su profesión. Todo es incertidumbre.

De un tiempo a esta parte, un columnista del diario El País, Enric González, se ha convertido, muy a su pesar, en el mejor defensor del lector posible y en una especie de guardián de las esencias, aunque no sea su cometido como firma distinguida de la sección de Comunicación.

No es el único. El siempre brillante Arcadi Espada habla de su oficio y, más concretamente, del diraio El Mundo, periódico donde escribe, sin cortarse un pelo. Y merece la pena leer sus post cada mañana.

Lo mismo ocurre con Santiago González, aunque lo suyo se extienda mucho más allá del periodismo. El resumen de prensa que hace Santiago cada mañana en el programa de Carlos Herrera, en Ona Cero, suele se perfecto.

Hay otros, como el Blog de Escolar, el Periodistas 21 de Juan Varela o E-Periodistas de Ramón Salaverría que hay que seguir para estar en la pomada, pero hoy se trata de Enrica González.

UN CASO PARA ANALIZAR

Las reflexiones de Enric González, periodista catalán, viajado por medio mundo como corresponsal del diario, están siendo a la vez un referente y un dolor de cabeza en su propia casa.

Recientemente, uno de sus aguijonazos provocó unos días de descanso forzado. En la columna Rodeados, no publicada, criticaba los tiempos de borracheras bursátiles realizados por los jefes, cuya resaca tienen que pagar ahora los empleados asumiendo reducciones de sueldo para mantener su trabajo.

Una alegoría que algunos identificaron con la situación que atraviesa Prisa, asfixiado por la deuda y pendiente de ajustar su tamaño.

A su vuelta del paso por la nevera, Enric González tituló su columna «Derechos» y se sirvió de la celebración del día de la Libertad de Prensa para hacer un alegato en pos de la información como herramienta para construir sociedades libres.

Semanas antes, respecto a la «Gratuidad de las noticias«, se atrevió a desautorizar a la defensora del lector de El País, que justificó la desaparición del suplemento infantil dominical por razones de coste.

Para gozo de los lectores y demás compañeros del gremio, sigue esculpiendo reflexiones incómodas con el martillo de su pluma.

El pasado martes, el periodista volvió a dar en la diana con «Denuncia«, texto con el que puso en evidencia algunas contradicciones en las que incurre a diario la prensa, incluido su propio periódico.

Con la excusa de disertar sobre la publicidad y el nuevo modelo de TVE, el columnista llevó la faena hasta las tablas del dinero.

El diario El País viene publicando una serie de reportajes sobre “la esclavitud a que son sometidas miles de prostitutas”. Un trabajo meritorio, de denuncia, que puede resultar incongruente si se tiene en cuenta que hace caja con sus páginas de contactos:

“Me parece una lástima que publiquemos esos anuncios y promocionemos la prostitución. Pero al mismo tiempo la denunciamos, o denunciamos una parte de ella. Algo es algo”.

Imprescindible.

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