«Las semifinales me dan confianza para el US Open»

"Las semifinales me dan confianza para el US Open"

Volvió a sentir los golpes, alcanzó de nuevo bolas casi imposibles por los rincones, dominó otra vez a un rival peligroso, que le había vencido en tres de los siete precedentes. Rafa Nadal ofreció la imagen más convincente desde su regreso a las pistas, hace apenas 10 días en Montreal, y venció a Tomas Berdych (6-4 y 7-5) para alcanzar las semifinales del Masters de Cincinnati, donde se medirá a Novak Djokovic, verdugo de Gilles Simon.

La misma pista que le consagró hace 13 meses como número 1 vibró con el resurgir de Rafa, sólido con su repertorio, sin asomo de dolores abdominales y tan firme con su servicio que no cedió ni una sola opción de ruptura en toda la noche. Así que cuando Berdych envió larga la última bola, Nadal apretó los puños, miró al cielo y lo celebró casi como si hubiera ganado el torneo.

«He mejorado un poco cada día y hoy he jugado un muy buen partido. Ganar a Berdych en esta superficie es muy bueno para mí. Cuando llegué a Cincinnati no esperaba llegar hasta semifinales y ahora puede pasar cualquier cosa», confesó el mallorquín.

El balear entiende que «después de dos meses fuera», las victorias contra Mathieu en octavos y contra Berdych en cuartos «son muy buenas noticias». «En condiciones normales mi objetivo sería ganar el torneo, pero tal y como he llegado aquí, estar en semifinales es perfecto porque me da más confianza para el Abierto de Estados Unidos. Es muy importante», celebró.

Al español le bastaron 101 minutos de tenis y dos ‘breaks’ en el primer y último turno de servicio del checo, un tenista peligroso desde los dos perfiles, revés demoledor incluido. Pero Berdych, ese diablo del Masters de Madrid 2006, se doblegó ante un Nadal renacido, ligero de piernas, despejado de cabeza y con esa aplastante seguridad en sí mismo de los momentos decisivos.

Como en el décimo juego de la segunda manga, con servicio, 5-4 abajo y un comprometido 30-30, cuando conectó una derecha salvadora en escorzo, idéntico recurso con el que superó otra subida del rival para cerrar el juego. En esos dos puntos se decidió la suerte del duelo, porque Berdych no volvió a engordar su marcador, víctima de un par de errores no forzados y de la fortaleza mental del balear, que mantuvo la compostura para zanjar la victoria sin mayor percance.

Esa sensación de seguridad fue aún mayor en la primera fase del duelo. Metido en la pista, confiado en su relación con la bola, Nadal dominó la situación desde el madrugador ‘break’ del primer juego. Según avanzó la noche en Ohio, Berdych, a base de golpes planos, agresivo y determinado, fue igualando el partido, aunque siempre un escalón por debajo. No pudo evitar reunir en semifinales a los cuatro mejores tenistas del planeta.

Porque Nadal espera ahora a Djokovic en semifinales, su techo en Cincinnati, la misma ronda donde el año pasado perdió precisamente ante el serbio. Será la próxima madrugada (1.00 horas en España) justo después del electrizante mano a mano entre Roger Federer y Andy Murray, los dos primeros del ránking, duelo generacional de pronóstico incierto, aunque el escocés ha vencido en los seis de los ocho enfrentamientos particulares, los cuatro últimos de forma consecutiva.

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