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«Estoy enfadado y ofendido», afirmó Gattuso, en declaraciones a la división de deportes del grupo Mediaset desde la Estación Central de trenes de Milán.
«Estoy tranquilo y voy a aclararlo todo. No quiero tener manchas en mi carrera. No he apostado en mi vida. Es un asunto absurdo e increíble porque no sé qué quieren de mí. No sé qué significa amañar un partido. No sabría siquiera por dónde empezar. Ahora veremos qué ocurre, pero estoy seguro de poder aclararlo todo», añadió.
«Sé que decir esto es mi fuerte, pero si algo demuestra que soy culpable, me suicidaría», añadió.
La sospecha se centra en concreto en un intercambio de mensajes telefónicos entre Francesco Bazzani, uno de los detenidos, y ambos jugadores en febrero del 2012, fecha en la que, según la Fiscalía, aquél trató de influir en partidos del Milán, del Lazio y del Juventus, para lo que pudo contactar con Gattuso y Brocchi.