Hay derrotas que no solo duelen, sino que dejan una huella imborrable.
Lo sucedido en el Movistar Arena la noche del jueves fue un claro ejemplo. El Real Madrid, que había mantenido su imbatibilidad en casa esta temporada, se rindió por 77-87 ante un Panathinaikos que brilló con luz propia.
Desde el primer minuto, los griegos dominaron el partido y expusieron sin compasión las debilidades de un equipo blanco perdido y sin respuesta.
El fortín madrileño, que había sido inexpugnable durante meses, fue testigo de un espectáculo griego que dejó a todos con incredulidad y resignación.
El equipo dirigido por Sergio Scariolo, ya tocado tras la derrota en Valencia, no logró encontrar soluciones frente a la formidable actuación helena.
Solo Andrés Feliz —quien firmó su mejor partido de la temporada— mantuvo el espíritu competitivo, mientras sus compañeros alternaban entre errores defensivos y ataques ineficaces.
El resto del plantel parecía desconocido, incapaz de frenar el torrente verde ni de conectar con la afición.
Un Panathinaikos superior desde el salto inicial
La presentación del Panathinaikos fue aplastante. Los hombres de Ergin Ataman saltaron a la cancha con las ideas claras y una intensidad que desbordó a los blancos en cuestión de minutos. TJ Shorts (19 puntos, 6 asistencias), Kostas Sloukas (15 puntos, 7 asistencias) y un impresionante Kenneth Faried (16 puntos, 8 rebotes) lideraron la ofensiva griega, marcando el compás y castigando cada despiste del Madrid.
En el primer cuarto, los visitantes ya alcanzaban una ventaja considerable (9-19), que siguió creciendo con el transcurso del juego. La defensa zonal planteada por Scariolo, habitual recurso en noches complicadas, resultó ineficaz frente a la circulación rápida y al acierto exterior de los griegos, quienes se fueron al descanso con una ventaja de 14 puntos (38-52). El Madrid, errático en defensa, luchaba para hacerse con el rebote y concedía demasiadas segundas oportunidades.
El Madrid, sin chispa ni liderazgo
En el bando blanco, solo Feliz (16 puntos) y Tavares (20 puntos) lograron estar a la altura. El primero mostró carácter y determinación para sostener a un Madrid que parecía desmoronarse, mientras Tavares dominaba la pintura en momentos aislados. Los demás integrantes del equipo ofrecieron una imagen irreconocible: Campazzo (4 puntos), Hezonja (5 puntos) y Trey Lyles (7 puntos) estuvieron muy lejos de su mejor versión. Desde el banquillo tampoco llegaron soluciones efectivas, lo que llevó a la afición a impacientarse ante la falta de reacción.
Los intentos por remontar durante el tercer cuarto chocaron contra la solidez de Cedi Osman (13 puntos) y la capacidad decisiva de Faried bajo el aro. El último periodo solo sirvió para reafirmar el dominio heleno y dejar claro que el Madrid no podía reducir la diferencia por debajo de diez puntos.
Claves tácticas y estratégicas del encuentro
- Defensa: El Madrid permitió demasiados lanzamientos cómodos y no supo cerrar bien el rebote defensivo, lo que generó constantes segundas oportunidades para sus rivales. El Panathinaikos alternó entre defensa zonal y presión sobre los exteriores blancos, ahogando su circulación y provocando pérdidas.
- Ritmo de juego: Ataman manejó a su antojo el tempo del encuentro, alargando las posesiones y seleccionando cuidadosamente los tiros. Shorts y Sloukas dirigieron con maestría mientras Faried dominaba los espacios interiores.
- Acierto exterior: Los griegos anotaron 7/13 en triples durante la primera mitad; por su parte, el Madrid luchaba para encontrar lanzamientos cómodos.
Antecedentes y contexto: ¿crisis blanca?
La derrota en casa tiene un significado especial: desde febrero pasado no perdía como local en la Euroliga; curiosamente también fue ante el Panathinaikos. El equipo había forjado su fortaleza sobre una defensa sólida y una rotación profunda; sin embargo, las dudas han comenzado a multiplicarse en las últimas semanas. Las dos derrotas consecutivas —en Valencia y ahora en Madrid— han encendido las alarmas e impulsan a una revisión táctica así como mental.
Los pronósticos iniciales colocaban al Madrid como favorito gracias a su racha positiva y plantilla poderosa; sin embargo, las casas de apuestas ya advertían sobre los peligros del Panathinaikos en clara ascensión –un equipo capaz de vencer a cualquiera en Europa cuando todo encaja. Con fichajes destacados y un núcleo sólido, Ataman presenta a su conjunto como un candidato serio para todo.
Proyección: ¿puede el Madrid rehacerse?
La Euroliga es larga y exige máxima regularidad. El Madrid deberá reconstruir su confianza, corregir errores defensivos y buscar nuevos líderes dentro del campo. Scariolo enfrenta ahora la difícil tarea de devolver al equipo su identidad tras haber perdido brillo y solidez. La próxima jornada será clave para evaluar cómo responde este grupo ante adversidades e intentar recuperar lo perdido.
