La acción ha ocurrido en Corea y probablemente sea una de las imágenes más extrañas que se hayan visto en el mundo del deporte.
Según informa Eurosport, Yoo Jae-Hak, el entrenador del Ulsan Mobis Phoebus, pidió un tiempo muerto.
Tras ver que uno de ellos no le hacía ni caso habló con uno de los utilleros y le pidió que rompiera un trozo de espadrapo. El jugador se lo puso en la boca para no volver a hablar ante las caras de sorpresa y risas de sus compañeros.