(95-85) Excelso Maciulis pero decisivos Llull, Ayón, Rudy y un gran Doncic

El Real Madrid gana al CSKA en el duelo de titanes de la Euroliga

Victoria ante los 'rusos' con un ritmo trepidante de ambos, impropio de un partido de liga regular

El Real Madrid gana al CSKA en el duelo de titanes de la Euroliga
Sergio Llull ataca el aro del CSKA. PR

Maciulis, el mejor, Llull, Ayón, Rudy y un gran Doncic sobrevolaron por encima de Teodosic, Hines o de Colo en un grandioso partido de baloncesto

Como si de una final se tratase. Así jugaron Real Madrid y CSKA un trepidante partido impropio de un comienzo de segunda vuelta de Liga regular (Laso: «En el CSKA siempre aparece uno que te sorprende»).

Intensidad, acierto, jugadas brillantes, muchas asistencias… y un Madrid que volvió a encontrar su ritmo para llevarse, 95-85, un partido de mucho valor (CSKA Moscú 92 – FC Barcelona Lassa 76: El Barça se complica la vida con la quinta derrota en 6 partidos).

Sergio Llull volvió a ser decisivo con 24 puntos. El base iguala a Herreros como el mejor triplista de la historia del Madrid: 961 (El CSKA Moscú pasa por el hielo al Baskonia (112-84)).

Llegaba el Madrid a la cita después de un mes tortuoso, con cinco derrotas en los 11 partidos disputados desde el 1 de diciembre, todas ellas a domicilio. Una trayectoria lastrada por la irregularidad del conjunto blanco fuera de casa (seis derrotas en las últimas nueve salidas).

Pero confiaban los de Laso en su fortaleza en el Palacio (ahora WiZink Center), donde solo han concedido 10 derrotas europeas en los seis años del técnico vitoriano en el banquillo, y en la sobrevenida flaqueza del CSKA lejos de Moscú. Los de Itoudis, que habían arrasado con 12 victorias en las 13 primeras jornadas, bajaron el pistón antes de fin de año firmando dos derrotas consecutivas en las canchas de Fenerbahçe y Estrella Roja. Sin embargo, los contendientes no se dedicaron a medir dudas sino categoría y galones.

Con aroma a roscón y Torneo de Navidad, el cartel reunía a los dos mejores ataques de la competición y a los dos jugadores más determinantes fuera de la NBA: Llull y De Colo. «Es un partido grande en un día especial», certificó Laso en la víspera y así fue desde el salto inicial, sin minutos de tanteo ni margen para la intrascendencia.

Con Taylor como secante de De Colo y Llull como motor y estilete, el Madrid se presentó en el partido con un parcial de 8-2 en apenas dos minutos. Itoudis había cargado su quinteto de músculos y centímetros con Hines, Kurbanov y Khryapa, pero tuvo que recurrir de inmediato al tiento de Teodosic para rectificar su pizarra.

El base serbio comenzó a discutir el mando de las operaciones, pero la eficacia de Felipe y Ayón en la pintura consolidó el dominio local (21-14, m. 6). Sin embargo, la salida de Augustine alteró la jerarquía bajo los aros y los biorritmos del cuadro ruso. Los puntos del pívot estadounidense y la agitación de Higgins otorgaron al CSKA su primera ventaja coincidiendo con el final del primer cuarto (23-24, m. 10).

Con el encuentro lanzado llegaron los primeros puntos de De Colo, pero antes de que el francés desatara su influencia, Llull retomó la faena y Maciulis comenzó a ejercer de Carroll (con 14 puntos en la primera mitad). El acierto del lituano y la brega de Ayón propiciaron el primer demarraje serio del Madrid antes del viaje a los vestuarios (50-42, m. 19).

Pero la desconcentración en los instantes finales del segundo cuarto impidió a los de Laso mantener la renta. Una innecesaria falta de Llull a Kulagin y un mano a mano del escolta ruso ante Ayón bastaron al CSKA para ajustar el marcador.

El Madrid dominaba el rebote, movía mejor el balón y presentaba un aceptable balance de recuperaciones y pérdidas (4-5 frente al 1-8 de su rival), pero la resabiada competitividad del CSKA se disfrazaba de intangibles (50-46, m. 20). El pulso era de quilates y los jugadores franquicia se encargaron hasta de la intendencia sin que se les cayeran los anillos. Se agigantaron Llull y De Colo.

El francés a golpe de calidad, el madridista con talento, bravura y canastas tan clásicas como indescriptibles. La mejor, su cuarto triple del partido, sirvió para decantar un vibrante intercambio de golpes tras la reanudación (65-62, m. 26).

En la grada se dispararon los decibelios ante la editorializante labor arbitral, que acumuló tres faltas en ataque consecutivas para el Madrid en el meollo del tercer cuarto.

Rompió la secuencia Randolph con un mate de videoteca tras asistencia de Hunter, que sumó dos puntos más para estirar de nuevo la cuerda (74-68, m. 29). Teodosic minimizó la escapada madridista, pero los bingos de Doncic y Maciulis desde el 6,75 devolvieron la máxima renta al cuadro local.

El ataque destinado a alcanzar la frontera de los 10 de ventaja acabó con un triple errado de Rudy y una técnica a Maciulis por protestar una falta en el rebote. Del 84-76 y balón para el Madrid se pasó al 84-82 a falta de cinco minutos. Pero Llull no paró hasta derribar el muro ruso con otro final apoteósico.

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