Dos goles del uruguayo Diego Forlán, el definitivo 2-1 a siete minutos del final de la prórroga, recuperaron la grandeza del Atlético de Madrid, de nuevo en la primera plana de una competición continental, 48 años después de su anterior título, con un triunfo agónico y repleto de sufrimiento ante el Fulham.
La Liga Europa ya es del conjunto rojiblanco, que solventó un partido muy incómodo, ajeno a la supuesta condición de favorito del equipo madrileño, en el tiempo extra, cuando la tanda de penaltis parecía la única fórmula para derribar al Fulham, un rival muy competitivo y que hizo también méritos para ganar.
No importaron los pronósticos, que apuntaban al Atlético como ganador por su superior calidad, su presupuesto y su historia, entre otros asuntos. Era su quinta final continental, su duelo 212 en competiciones de las UEFA; el Fulham, con 33 choques europeos, se estrenaba en un encuentro de este tipo.
Pero el partido fue bien distinto, porque el conjunto británico, sin ningún título internacional ni nacional desde su fundación en 1879, disfruta de una realidad prometedora, basada en su colectivo, el mismo que le mantuvo invicto en Europa en los últimos cinco choques y que planteó un duelo muy exigente para el Atlético.
Nunca encontró el ritmo del choque, en un partido por momentos demasiado físico para los intereses del grupo dirigido por Quique Sánchez Flores, un encuentro con pocas ocasiones y menos fútbol durante los primeros 90 minutos, en los que todo lo relevante en ataque de los rojiblancos llegaba en acciones demasiado aisladas.
No necesitó mucho más para marcar. Avisó por medio del uruguayo Diego Forlán, con un tiro cruzado al poste; el argentino ‘Kun’ Agüero, con un par de acciones, y José Antonio Reyes, con un lanzamiento de falta, y marcó el 1-0 en un buen contragolpe, dirigido por Reyes y culminado por el charrúa en el minuto 32.
Del primero, con un auto-pase entre dos rivales y un quiebro para deshacerse de tres contrincantes, surgió el 1-0, que pasó por las botas del portugués Simao, en la otra banda; por las de Agüero, con un remate en semi-fallo, y finalmente por el toque sutil junto al poste de Forlán, sin opción de reacción para el portero Schwarzer.
Pero el Atlético dilapidó su renta en cinco minutos, del 32 al 37, cuando llegó el 1-1 del Fulham, un equipo que se mueve en ataque al ritmo de Bobby Zamora. Lo demostró en sus primeros acercamientos y lo confirmó con el empate, que comenzó en sus botas y que terminó, tras unos rechaces, un posterior centro y un despeje sin suerte del brasileño Assuncao, en el remate en el segundo palo de Simon Davies.
Final abierta, casi una hora por disputarse, mucho equilibrio sobre el césped, pese a los intentos ofensivos de Forlán y Simao en el tramo final de la primera parte, y toque de atención para el Atlético, mucho menos favorito que antes del inicio del choque, anulado en ataque por su contrincante y encomendado a su talento individual para desatascar un partido cada vez más inquietante.
Así sobrevivió al intento dentro del área de Simon Davies, al que respondió David de Gea con una mano salvadora, en los peores momentos del conjunto rojiblanco, desconectado, sin ocasiones, sin dominio e, instantes después, con cambios en su equipo, Jurado por Simao, primero, y el argentino Eduardo Salvio por Reyes, después.
El paso de los minutos reactivó al Atlético, obligado a demostrar algo más para llevarse la final, condenada a una prórroga tensa -pese al empeño rojiblanco, ya lanzado al ataque, por evitarlo-, a jugar media hora definitiva, sin margen de error, con todo un título europeo para el vencedor y sin consolación para el perdedor.
Y Forlán y Agüero nunca quieren perder. Entre los dos se asociaron en el minuto 115, cuando el partido tenía pinta de tanda de penaltis para devolver al Atlético a la cima europea, 48 después de su anterior título continental, en la Recopa del 62, al sitio que le corresponde por historia al club rojiblanco.
UN GRANDE VUELVE A EUROPA
El Atlético de Madrid volvió a hacerse con un título europeo 48 después que se hiciese con el triunfo en la primera edición de la Recopa de Europa en 1962 y casi medio siglo más tarde ganó en la primera edición de otra competición, esta vez la Europa League, al derrotar al Fulham inglés en la final celebrada en Hamburgo.
Los atléticos rompieron así el maleficio que les persigue en las finales europeas, ya que había perdido las tres últimas que había disputado. Dos veces se les escapó la Recopa, en 1963 y 1986, y otra, en la única ocasión que la han jugado, la Copa de Europa, en 1974.
La única vez que llegó el Atlético al partido definitivo de la máxima competición continental, en la temporada 1973-1974, los ‘colchoneros’ se midieron al Bayern de Múnich después de que los Luis Aragonés, Irureta, Adelardo y compañía superasen a Galatasaray, Dinamo de Bucarest, Estrella Roja y Celtic de Glasgow en el camino al partido decisivo.
La final, que se disputó el 15 de mayo de 1974 en el estadio de Heysel de Bruselas, terminó con empate a cero, por lo que se tuvo que disputar la prórroga. En el tiempo extra Luis Aragonés adelantó a los rojiblancos con un disparo de falta en el minuto 114. Sin embargo, Schwarzenbeck empató a un minuto del final y propició el partido de desempate, ya que entonces no se realizaba la tanda de penaltis.
El desempate se disputó dos días después en el mismo estadio, donde finalmente se impuso el equipo alemán por 4-0 en la única final de la máxima competición europea decidida con un partido de desempate. Müller y Hoeness anotaron dos goles cada uno que sirvieron para iniciar una racha de tres títulos consecutivos para los de Múnich.
Las otras tres finales europeas disputadas por el conjunto de la ribera del Manzanares fueron en la extinta Recopa de Europa, y dos de ellas consecutivas. La primera, fue la única en la que se impondría el Atlético de Madrid, en 1962 ante la Fiorentina, contra la que tuvieron que disputar también el partido de desempate.
El primer envite ante los ‘viola’ se jugó en el Hampden Park de Glasgow el 10 de mayo de 1962 y ambos conjuntos empataron a uno con goles de Peiró, para el ‘Atleti’, y Hamrin, para los italianos. En el desempate, que se celebró en el Neckarstadion de Stuttgart, el 5 de septiembre, Jones, De Mendoça y Peiró colocaron el definitivo 3-0 para hacerse con el primer título continental rojiblanco.
LAS FINALES PERDIDAS
Un año más tarde de su triunfo, el Atlético de Madrid se presentó de nuevo en la final de la Recopa en el Stadion Feijenoord de Rotterdam, en Holanda, pero acabó perdiendo con estrépito ante el Tottenham Hotspur inglés. Los dobletes de Dyson, Greaves y el tanto de White superaron con creces el gol de Collar, que al menos limpió el honor madrileño.
Antes del partido decisivo, los rojiblancos tuvieron un camino bastante tranquilo, en el que apabullaron al Hibernian de Malta y al Botev Plovdiv de Bulgaria, para remontar en el partido de vuelta de las semifinales ante el Nurembreg alemán, al que ganaron (2-0) en el feudo ‘colchonero’ después de haber perdido (2-1) en Alemania.
El Atlético tuvo que esperar 23 años, uno menos que ahora, para volver a una final en Europa, y de nuevo a la de la Recopa. La cita fue en el Estadio de Gerland de Lyon. Antes, tuvieron que eliminar al Celtic de Glasgow, al Bangor City de Gales, al Estrella Roja yugoslavo y al Uerdingen alemán.
En Lyon, el 2 de mayo de 1986, les esperaba el Dinamo de Kiev entrenado por el mítico Valeri Lobanovsky, que se acabó llevando el título gracias a los goles de Zavarov, Yevtushenko y del gran delantero Oleg Blokhin. El ‘Atleti’, que estaba entrenado ya por el ‘Sabio de Hortaleza’, vio como se le escapaba otra vez una ocasión de levantar su segundo título europeo. Algo que por fin sucedió en Hamburgo 2010, y que tuvo el honor de hacerlo su capitán, Antonio López.