El seleccionador nacional francés, Raymond Domenech, apeló al orgullo de sus delanteros en la previa del choque ante México, que se disputará este jueves (20.30 horas) y servirá para cerrar la segunda jornada del grupo A del Mundial de Sudáfrica.
«Espero que estén molestos por no anotar», dijo Domenech a la prensa al ser consultado sobre la falta de puntería de sus hombres, que debutaron en el torneo con un empate sin goles frente a la selección de Uruguay.
«Un delantero está hecho para anotar goles. Los delanteros de calidad como los nuestros se las arreglarán para anotar eventualmente, eso es seguro. Esperemos que sea pronto», dijo Domenech, en la víspera del partido con México en Polokwane.
Francia, que debió jugar un controvertido partido de repesca con Irlanda para clasificarse para Sudáfrica, está determinada a evitar otra eliminación temprana tras su decepcionante participación en la Eurocopa de 2008 y sueña con repetir su sorpresiva clasificación a la final de la Copa del 2006.
«Todo el tiempo tenemos la espalda contra la pared, hicimos algo importante», dijo el capitán Patrice Evra, acompañando a Domenech en la conferencia de prensa. «No sólo somos un grupo de compañeros, hablamos cuando algo no está funcionando. Veo señales que me dicen que somos capaces de lograr algo. Este equipo seguirá sólido hasta el final», añadió.
Domenech, a quien le gusta jugar con la especulación, rechazó dar alguna pista cuando se le preguntó si Franck Ribery podría reemplazar a Yoann Gourcuff en la creación de juego, un cambio sugerido en el último entrenamiento de Francia.
La misma postura adoptó respecto a si Florent Malouda volvería a ser parte de la alineación inicial o si Thierry Henry recuperaría su puesto en la delantera a expensas de Nicolas Anelka. «Todo lo que les puedo decir es que vamos a partir con 11 jugadores que quieren ganar», dijo el enigmático entrenador.
El ambiente en casa, bien lo sabe Domenech, es de alguna manera hostil hacia el equipo y particularmente hacia él como entrenador, con una serie de críticas y escepticismo de los fanáticos y la prensa. «No me importa», dijo el entrenador cuando se le preguntó sobre este hecho. «Lo he venido diciendo por seis años. No puedo cambiar lo que viene de afuera», finalizó.
