Cristiano se depila, se pinta las uñas, se peina, se hidrata y se ejercita en el gimnasio para crear una coraza orgánica, una urdimbre de músculos que lo mantienen a salvo del peligro que imagina
Cristiano Ronaldo no vive sus mejores momentos en el Madrid. De ser aclamado por 90.000 entusiastas el día de su presentación como nuevo jugador del conjunto blanco a escuchar los primeros silbidos desde que viste la zamarra merengue en el choque ante Osasuna del pasado sábado.
El periodista Diego Torres, de el diario El País, buen conocedor de la actualidad del Real Madrid, publica este martes una semblanza del jugador portugués–Cristiano hermético–en un artículo que asegura que hasta los propios compañeros de equipo del luso le critican por su individualismo:
«Su juego es a veces, hermético. Sus compañeros piensan que en ocasiones su ensimismamiento perjudica a todos porque durante los partidos se pierde hasta separarse de la dinámica colectiva»
«Lo mismo piensan numerosos aficionados. Algunos le pitaron en el Bernabéu, cuando le vieron legajares gestos de vanidad, taconazos y fintas en el aire. Le dedicaron cientos de pitidos. Nunca le habían censurado tanto»
El periodista, a su vez, hace un retrato de la psicología más íntima de la estrella de Madeira:
«Cristiano se depila, se pinta las uñas, se peina, se hidrata y se ejercita en el gimnasio para crear una coraza orgánica, una urdimbre de músculos que lo mantienen a salvo del peligro que imagina. ‘Hace pesas para sentirse fuerte mentalmente’, dicen en el vestuario. ‘Hace abdominales para ganar confianza en su juego'»
«El fútbol no tiene que ver con abdominales y trapecios, pero a Cristiano le gusta tocarse y sentir que va bien defendido por una capa coriácea. Como un escarabajo. Se mira al espejo. Le gusta lo que ve»
Cristiano Ronaldo se encuentra en un momento importante de su carrera. Tras no ganar ni un sólo título en su primer año como jugador del Madrid y un Mundial muy decepcionante, esta es la situación que afronta el portugués según Diego Torres:
«Tiene 25 años y tal vez no perciba que puede estar metiéndose en un problema. […]Para Cristiano la felicidad no está asociada a sus compañeros como a sí mismo. En su esquema mental resulta difícil explicar que en las mismas tribunas que ocuparon sus acólitos ahora aceche un ejército de hinchas disgustados»
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