Mourinho ha desvirtuado el fútbol hasta convertirlo en una guerra de guerrillas
Lluís Mascaró, director adjunto de Sport, ha titulado–‘La final del bien contra el mal’— un texto en su espacio de opinión La última, dentro de la web del periódico deportivo catalán. En este artículo el periodista catalán desea una victoria del F.C.Barcelona en la final de la Copa del Rey para que triunfe «la excelencia futbolística», pero sobre todo para evitar que gane el estilo impuesto por Mourinho en el Real Madrid.
«Para evitar que gane Mourinho, para evitar que gane la crispación, la caverna mediática, la manipulación, la mentira. La final de esta noche es la batalla final entre el bien y el mal. Entre la educación y la mezquindad. Entre el amor y el odio. Por eso, el Barça no nos puede fallar»
Califica el fútbol del Barça como un modelo representado por jugadores de la casa, en los que prima el exquisito trato del balón y en el que la vocación ofensiva es imprescindible. A fin de cuentas y según Mascaró «espectáculo en estado puro»
«El Barça ha dignificado el fútbol con las aportaciones que Guardiola ha realizado al estilo de Michels, Cruyff o Rijkaard»
A renglón seguido expone, lo que a su parecer, es «la antítesis» del modelo culé, el de Mourinho y ‘su’ Real Madrid, calificando al mismo de ser un fútbol ruin, defensivo y en el que prevalece los balones largos, el contacto y las jugadas a balón parado. En el que se da total preponderancia a la fuerza física y no a la pura técnica.
«Mourinho ha desvirtuado el fútbol hasta convertirlo en una guerra de guerrillas que se inicia en las ruedas de prensa y que no se acaba nunca. Un fútbol que busca la complicidad del entorno para desestabilizar al rival, por lo civil o por lo criminal»
Para finalizar Mascaró exige un victoria blaugrana «clara, rotunda e indiscutible», ya que de no ser así y de triunfar el equipo blanco, se estaría haciendo un flaco favor al fútbol y al sentido común.
«No me quiero ni imaginar lo que significaría un Madrid campeón con Mourinho, Cristiano Ronaldo y las huestes cavernarias cabalgando por Cibeles. Nos intentarían inocular por vía intravenosa la doctrina del ‘nacional madridismo’ que ellos defienden con esa vehemencia tan propia de los talibanes. Una doctrina que no rehuye el enfrentamiento y que aboga por la zafiedad y las malas maneras»
