José Mourinho metió el dedo en el ojo de Tito Vilanova (segundo técnico del Barça), que le contestó con un golpe por detrás
Lionel Messi es el mejor jugador de fútbol del mundo. Es un hecho que acreditan sus dos balones de oro consecutivos (2009 y 2010), la opinión pública mayoritaria, y cada partido de gala que disputa.
Olvidada la desastrosa Copa América del argentino con la Albiceleste, volvió al Barça para recordar que sin duda, es el mejor.
Porque ha sido él y también la suerte, que desvió un cañonazo de Cristiano al larguero, sacó por el lateral un cabezazo de Ramos y ayudo a Valdés en momentos críticos, lo que ha dado la Supercopa a los azulgranas.
Como ha subrayado Xabi Alonso, admitiendo que también hubo falta de «acierto» en momentos clave por parte del Real Madrid.
«Podíamos estar más contentos. Hemos hecho un partido lo suficientemente bueno como para poder ganar el título pero al final no ha podido ser. Ha sido un partido muy igualado y tenso, sólo queda felicitar al Barcelona y esperar que tengamos un poco más de suerte a lo largo de la temporada», .
«Nos ha faltado suerte y acierto. Sobre todo después del 2-2 que habíamos estado persiguiendo durante toda la segunda parte, controlando bien el partido, llevando el peso. Pero nos ha faltado cerrarnos bien después y tener más el balón».
El Real Madrid está fabricando la revolución en el fútbo español. Este años, en esta Liga, no habrá un Barça dominante hasta el insulto. Cambian las cosas.
En el Camp Nou, como tres días antes en el Bernabeú e incluso mejor, jugó para ganar, pero volvió a caer víctima de la genialidad de Messi, que se rebeló ante la tremenda superioridad madridista.
El Barça es campeón otra vez, pero manda mensajes de debilidad y ofrece un discurso resultadista que incluye el cambio de Adriano por Villa.
Como lo hizo San Pep se trata de una decisión estratégica. Si lo hubiera hecho Mourinho se habría calificado como acto de cobardía. Es lo que hay. El Madrid más valiente murió peleando, pero resucitará.
UN GRAN JUGADOR
El propio argentino, aupado en todo momento por Iniesta, Xavi, Villa o Alves, se encontraba de frente, además, con el mejor Real Madrid de José Mourinho y de los últimos años.
Ya no caben dudas de que el técnico portugués ha olvidado su complejo de inferioridad ante el Barça. Perdió el primer título del año, la Supercopa nacional, pero lo hizo de mejor manera que la última Liga, la semifinal de Champions, y hasta que en el triunfo en la Copa del Rey.
El Real Madrid volvió a jugar como un grande. Desplegó su potencia, valiente, gozó de oportunidades para voltear la eliminatoria y puso el nerviosismo por momentos en la grada del Camp Nou. Cristiano Ronaldo quiso ser más: anotó por fin su gol en el teatro azulgrana y pudo firmar el segundo si las manos de Valdés y el larguero no lo impiden.
Pero el genial partido, de ida y vuelta, de transporte de área a área en cuestión de segundos, de tensión y de espectáculo, necesitaba un rey a la altura. Lionel Messi. Si bien se mostró un tanto bajo de forma en la ida de la Supercopa en Madrid, el argentino creció en la vuelta y cada vez que entró en juego provocó el caos en la defensa blanca.
El ‘diez’ regaló a Iniesta el primer gol (minuto 14), tras batir el español a Iker Casillas picando el balón con un gran gesto técnico, y el propio Messi firmó el segundo, aprovechándose de un barullo en el área rival y de un taconazo genial de Piqué (minuto 44).
El Barça es peor Barça contra el Madrid, y el conjunto blanco crece a marchas forzadas. La guerra está más que servida para la temporada 2011-2012.
El Real Madrid logró el empate poco después del tempranero gol azulgrana. Cristiano Ronaldo se aprovechaba de un defectuoso disparo de Benzemá para desviar la trayectoria del esférico. El 2-1 lucía en el descanso, pero la sensación de incesante ritmo y de fútbol de ataque sin tapujos quedaba en las retinas del espectador.
LA GUERRA Y LA EMOCIÓN VISTIERON EL SEGUNDO ACTO
La reanudación no continuó con lo visto en la primera parte. La entrada de Marcelo sustituyendo a Khedira iba a desencadenar los momentos de máxima tensión del encuentro. El lateral brasileño propinó una patada en el aire a Messi sin opción de jugar el balón, y la tángana no se hizo esperar.
Poco después, también Pepe quiso parar al argentino con una fea entrada y se llevó su amarilla, que pudo ser roja si el colegiado Fernández Borbalán llega a ver un codazo del portugués en la cara de Piqué.
Algunos tramos de la segunda mitad hicieron recordar a cualquier momento de los cuatro clásicos vividos en el final de la temporada 2010-2011.
El cansancio acumulado y el momento tempranero del año en la cita hicieron mella en los jugadores. Los golpes superaron a las buenas jugadas, las protestas a las ocasiones de gol y las cartulinas a los goles.
Apenas un remate de cabeza de Sergio Ramos y un golpeo de Messi atajado por Casillas fueron todas las ocasiones habidas en la primera media hora del segundo acto, hasta que llegaron los goles.
Contra todo pronóstico, Karim Benzemá ponía en el fondo de las mallas un conjunto de rechaces en el área de Valdés(minuto 81), que cambiaba la tesitura poniendo las tablas en el marcador y fijando la prórroga en el horizonte.
Sin embargo, si alguien tenía algo que decir, ése era Lionel Messi. El argentino culminó con un trayazo la final (gol en el minuto 87) e hizo al Barça Supercampeón de España.
ESPERADO DEBUT DE CESC FÁBREGAS
El jugador catalán, ex del Arsenal y criado en La Masía, por fin cumplió su sueño de debutar y vestir la camiseta azulgrana. Entró al terreno de juego en el minuto 81 en medio de una gran ovación.
PELEA FINAL QUE DESLUCE EL CHOQUE
Marcelo consumó. En el último minuto del partido, acudió hasta la posición de Cesc Fábregas, que manejaba el balón, y realizó una entrada desmedida sobre el mediocampista español que le supuso la inmediata tarjeta roja por parte del colegiado Fernández Borbalán.
A raíz de la acción, muy cercana a los banquillos de ambos equipos, jugadores suplentes y técnicos saltaron a protestar, liándose en una tángana sin fin.
Lo más destacado de la pelea, habitual ya en los clásicos Madrid-Barça, llegó de las manos de Tito Vilanova (segundo entrenador del Barça), y José Mourinho.
El técnico azulgrana protestó airado la entrada del lateral brasileño del Madrid, y el entrenador luso le propinó una carantoña en la cara. Concretamente, le metió el dedo en el ojo. El catalán del Barça contestó al gesto con un golpe por la espalda al primero, afeando enormemente el final de un torneo a doble partido cargado de espectáculo y emoción.
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LA PRENSA SEGUN EL COLOR
El diario Marca elogia el espectáculo que se vio, esta vez sí, en el partido: «¡Puro fútbol!», dice el periódico. Y es que veníamos de cuatro partidos bastante malos en el maratón de clásicos de la temporada pasada. Para este periódico «el Madrid jugó mejor», pero «un gran Valdés» salvó al Barcelona.
El otro periódico de Madrid, el As, destaca el buen juego, pero del equipo blanco: «Este Madrid sí que puede». Coinciden en el buen fútbol del equipo de Mourinho y destacan que «el Barça salió vivo por dos chispazos de suerte y calidad».
En el capítulo de polémicas, el diario de Prisa destaca las palabras de Cristiano sobre su acción con Valdés: «Era penalti claro», dice el luso. Marca, por su parte, sí dice en portada que hubo dos penas máximas que el árbitro se tragó, una en cada área.
En Barcelona ven el partido, como cabe esperar, de otra manera y destacan el juego sucio del Real Madrid. En el Sport titulan con «golpe al Madrid», con una foto de los culés abrazándose. «Dos golazos de Villa y Messi igualaron ante un Madrid muy agresivo», continúa el rotativo.
Más explícito aún es El Mundo Deportivo que carga duramente contra el juego del Real Madrid, pese a que fue superior futbolísticamente. La foto es para Messi con un «Supercracks» en letras gigantes. Para el periódico, «el Real Madrid planteó un duelo con exceso de dureza para controlar el mejor juego del Barça».
Para ilustrar esta curiosa afirmación, introducen la foto de la patada de Khedira en el rostro de Abidal en una acción del juego: «Ni así gana el Madrid».
En Barcelona también destacan la vuelta del hijo pródigo. La mitad de la portada del Sport es para Cesc, que «ya está en casa».