David Álvarez: "Se vio al Madrid al borde del precipicio, a medio centímetro de despedir algún título"
José Mourinho echó la culpa. A los árbitros primero, a Khedira después. Pero de lo que no se daba cuenta el genuino entrenador del Real Madrid, es de que poco a poco la prensa se la echaba a él. Los periodistas madridistas y los medios blancos se han cansado de tolerar las salidas de tono del portugués, y la crítica comienza a ser generalizada.
David Gistau (El Mundo), describe con brillantez lo convulso de la situación en Chamartín —Mou en Zona Cero–:
«El presidente Florentino Pérez bajó al vestuario a repartir abrazos tutelares, pildoritas solidarias. En sí, el gesto está bien […] e incluso transmite una imagen de estabilidad interna cuando la chismografía anuncia un hartazgo mutuo entre el presidente y el entrenador y una implosión inminente. Pero tiene un inconveniente: es una medida excepcional, propia de las crisis muy profundas, que acaso ahonde aún más la repercusión de lo que todavía puede quedar como sólo un apagón físico y mental de dos semanas que ni siquiera aprovechó el Barcelona para meter puntos de por medio».
«Perseguido hasta el ensañamiento por cronistas que lo mismo escrutan en la seriedad de Casillas los estragos de una tortura psicológica que aventan la teoría de que el entrenador rompe adrede las rodillas de sus jugadores. Bajo esa presión, el Real Madrid de Mourinho tiene los mismos problemas sociales que los ex-convictos de las películas americanas».
Por su parte, Iñaki Cano (Sportyou.es), ironiza sobre las culpas y responsabilidades de los tropiezos del Madrid —Yo no he sido, la culpa la tiene…–:
«El último de los culpables de la pérdida de puntos del Real Madrid es el carrito camillero del estadio del Sardinero. Por supuesto sigue siendo culpable el árbitro, ya sea por un penalti inexistente a favor o por uno no señalado. Pero hay muchas más excusas: Valdano, los doctores iluminados y los médicos que no aprueban sus métodos recuperadores. Los físios y recuperadores que antes cuidaban de los jugadores blancos para él, ahora son confidentes de muchos «pseudomadridistas». Todos a priori y siempre según Mou, posibles filtradores de malas noticias para el Real Madrid que, por cierto, estaba tan mal estructurado que hasta que él no ha llegado el mejor club del siglo XX no era nada».
Por último, David Álvarez (ABC) examina y cuestiona la importancia que el tropiezo del Madrid en Santander pudiera tener —El Madrid desesperado–:
«Lo del Madrid ayer en Santander no está claro si resulta más lastimoso simplemente por suceder, o por haber sucedido ayer. Piensen de nuevo, si no, en esas imágenes de la carga continua, desesperada e inútil que desplegó el equipo de Mourinho la última media hora, y algo más. Arrebatos de último día. […] Si se mira un poco de lejos sólo ese rato de partido, está ahí también la seguridad de que lo que se ve es al Madrid al borde del precipicio, a medio centímetro de despedir algún título. Salvo que la temporada acaba de comenzar».
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