Los 23 futbolistas y Vicente Del Bosque consiguieron el hito de ganar el Mundial de Sudáfrica en el verano de 2010, y han pasado desde entonces recibiendo galardones y premios a lo largo y ancho del panorama nacional.
Condecoraciones varias y actos solemnes y largos en cada una de ellas. Sin embargo, la última consistía en la recepción de la Medalla de Oro al Mérito Deportivo (a Del Bosque, la Gran Cruz de la Real Orden del Mérito Deportivo la más alta distinción que un deportista puede recibir en España). El gimnasta retirado Gervasio Deferr y el ex secretario de estado para el deporte, Jaime Lissavetzky, recibieron el mismo honor que el seleccionador nacional.
El acto se celebró en la sede del Consejo Superior de Deportes, en Madrid, presidido por la infanta Cristina, donde se entregaban más de doscientas condecoraciones de distinta índole a otros tantos deportistas españoles de prestigio — «Más honores para los campeones del mundo» –.
Sin embargo, fue precisamente allí donde se dio una de las circunstancias más agridulces derivadas de la selección nacional española de fútbol en los últimos tiempos. El equipo campeón del mundo acudió a la solemne cita en chándal, llegó después de que empezara, y lo abandonó inmediatamente después de recibir las medallas en cuestión. Cierto es que Albert Soler, secretario de estado para el Deporte, trató de disculpar a los jugadores en el comienzo del acto, achacando a sus obligaciones el hecho de saltarse el protocolo.
Únicamente Jesús Navas y Carlos Marchena, jugadores que formaron parte de aquella selección campeona pero que no cuentan en la última lista de Del Bosque, acudieron al evento de etiqueta.
El buscador Yahoo en su sección deportiva con Eurosport en la red, ha generado una de las informaciones más acusatorias hacia la selección española de fútbol por su comportamiento en Madrid en la recepción de las mencionadas Medallas — «El feo gesto de La Roja a la Casa Real» –:
«Tras recibir las medallas, uno por uno abandonaron la sala ante los gestos contrariados de muchos de los asistentes y también de parte de la prensa presente en el acto; mientras el resto de reconocidos personajes del mundo del deporte aguardaban su turno para recoger su premio»
«Esta no es la primera vez que una actitud de los jugadores españoles es puesta en entredicho. Algo similar ocurrió en la visita que La Roja realizó a la Casa Rosada, donde ante Cristina Fernández de Kirchner, presidenta de Argentina, Cesc Fábregas pegó una ‘cabezadita’ en plena recepción»
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