No es el jugador con mejor fama del planeta futbolístico y, precisamente por ser uno de los elegidos del balompié, Cristiano Ronaldo vive una hostilidad abrumadora en la mayoría de las salidas lejos de Portugal o del Santiago Bernabéu. El crack luso debería estar acostumbrado a los insultos por parte de la grada, esos que marcan la parte negativa del fútbol, pero el ‘siete’ más famoso del mundo lleva a cabo esta temporada una auténtica cruzada contra las injusticias de los aficionados.
Ya se conocían en España algunos arrebatos en partidos de CR7 de pasados cursos, desde el alentar a las gradas visitantes cuando más apretaban, como en El Molinón, hasta mandar callar a la tribuna con un gol como hiciera en el Vicente Calderón. Sin embargo, el crack luso ha tenido algunas salidas de tono una vez terminados los partidos del presente año. La más sonada, con total seguridad, ocurrió en Zagreb tras encuentro de Champions League ante el Dínamo, cuando Cristiano, dolido por un fuerte golpe que le supuso tres puntos de sutura, apeló a la envidia como explicación a los insultos de la grada –«Me silban porque soy guapo, rico y bueno»–.
Fue el inicio, pero le siguieron algunos sucesos más, como la calificación de ‘anormales’ hacia los hinchas de Armenia en partido con la selección portuguesa por llamarle ‘Messi’ desde el tendido —«Los que me gritan ‘Messi’ son anormales»–, la provocación hacia la grada de Anoeta –«¡Os vais a joder, caralho!«–, o la peineta para los seguidores de Santander que esperaban al autobús del Madrid antes del choque liguero —«La peineta de Cristiano ha sido una torpeza evitable»–.
La última afrenta del luso hacia la grada llega en Bosnia, donde Portugal se juega la clasificación para la Eurocopa 2012, en el duelo fraticida de la repesca, a domicilio en la ida y como local en la vuelta. A la llegada del combinado de Paulo Bento al aeropuerto de Sarajevo, el recibimiento fue hostil por parte de la afición local, y Cristiano Ronaldo se convirtió en el centro de las burlas, bajo el grito de ‘Messi, Messi’, cántico que se repitió después en el primer entrenamiento de la selección lusa en el estadio de Bilino Polje. Precisamente, en ese emplazamiento, un puntero láser ejerció de escolta de Ronaldo durante toda la sesión, ante lo que el jugador respondió con una peineta que fue inmortalizada ipso facto por los medios gráficos.
JUANMA CASTAÑO AVISÓ LAS CONSECUENCIAS
Con motivo del primer recuerdo y descalificación pertinente que Cristiano Ronaldo tuvo hacia los seguidores de Armenia por llamarle ‘Messi’ en un intento de burla, el periodista deportivo de Cuatro y COPE, Juanma Castaño, advirtió de las posibles consecuencias —«A él le molesta que le comparen con Messi»–, y no anduvo lejos del resultado final:
«Lo que ha conseguido es que en los próximos partidos le canten ‘Messi’ en los estadios».
‘PUNTO PELOTA’ DEBATE LA DISYUNTIVA, ¿INJUSTO O MERECIDO?
El programa de Intereconomía dirigido por Josep Pedrerol, ‘Punto Pelota’, ofreció como tema principal el acoso al que Cristiano Ronaldo y la selección portuguesa está siendo sometido en Bosnia, así como la reacción del crack portugués. Los argumentos variaron:
Tomás Roncero (AS): » Cristiano Ronaldo no ha hecho nada, sólo ha hecho historia en el fútbol y es un chico extraordinario, pero como es el número uno, hay que atacarle por tierra, mar y aire para desestabilizarle».
Quim Doménech: «Se lo ha buscado. Como la gente sabe que le molesta, pues esto se va a convertir en algo gracioso porque siempre vivirá a la sombra del mejor jugador del mundo».
José Antonio Luque: «Me parece que lo del puntero láser hay que ser muy tonto, muy tonto, muy tonto para entrar a un estadio con eso. De todas formas, Cristiano está demasiado pendiente de todo lo que pasa a su alrededor».
José Damián González (La Gaceta): «Con lo del láser un día va a pasar algo».
Frederic Hermel (L’Equipe): «Estoy harto ya y voy a criticar al público español. Eso no pasaba antes de que Cristiano Ronaldo viniera a España. Le están haciendo pagar que haya sido el fichaje más caro de la historia del fútbol porque hay mucha envidia».
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