La época de mayor irritación deportiva llegó en el mes de abril del presente 2011. El caprichoso calendario deparó hasta cuatro enfrentamientos Madrid-Barça concentrados en sólo 20 días
Madrid-Barça, el clásico por excelencia del fútbol español, y en la actualidad el choque más importante del planeta futbolístico, presenta una característica singular: la crispación.
Crispadas las partes implicadas, los equipos, desde antes de la celebración del encuentro y probablemente durante el mismo; crispados los periodistas ligados a alguno de los dos clubes, que intervienen con sus textos y oraciones y ayudan a exasperar el ambiente; y crispada la afición, que quiere tanto a su equipo como odia al máximo rival histórico.
Y como causa de todo ello, además de estar en disputa el cetro del fútbol español, aparece la historia inmediata, los últimos partidos de la pasada temporada 2010-2011, e incluso los tres últimos años de hegemonía azulgrana ligada a la figura de Josep Guardiola.
La época de mayor irritación deportiva llegó en el mes de abril del presente 2011. El caprichoso calendario deparó hasta cuatro enfrentamientos Madrid-Barça concentrados en sólo 20 días, de los que salieron un sinfín de interpretaciones, jugadas polémicas, y un clima de crispación que iba a terminar por afectar, incluso, a la propia selección española de fútbol —Los clásicos golpean a la selección española–.
Un partido de Liga con el campeonato ya decidido (1-1), la final de la Copa del Rey que daría el único título directo —La prensa azulgrana quita importancia a la Copa–, y unas intensas semifinales de Champions, con ida —Indignación madridista con Stark— y vuelta —El gol anulado a Higuaín da la vuelta al mundo— y sus respectivas historias.
Después de todo, el ambiente irritado dejó paso a la interpretación de gran cantidad de escenas —«Messi con Pepe en el campo no ha sido nada»–, e incluso al deterioro de las relaciones entre las dos insituciones más importantes del fútbol nacional —¿Silbarán las balas?–, —«El Barcelona romperá las negociaciones con el Madrid»–, —«Lo que practica Rosell es populismo»–.
EL 5-0 EN EL CAMP NOU, PRECURSOR DE LO AIRADO
El primer clásico de José Mourinho al frente del Real Madrid fue una auténtica bofetada para el técnico portugués y su proyecto. El Barcelona, en el Camp Nou, completó uno de los mejores partidos que se le recuerdan, y venció al eterno rival por cinco goles a cero.
Aquel encuentro dejó los primeros piques entre los internacionales de la Roja, y provocó una herida en el madridismo y una prepotencia en el barcelonismo que iban a terminar por estallar sólo algunos meses después.
EL DEDO EN EL OJO, PUNTO DE INFLEXIÓN
El del próximo sábado configura el séptimo clásico entre Real Madrid y Barcelona en 2011. A comienzos de la presente temporada ambos equipos se disputaron la Supercopa de España —Messi, rey del fútbol, hace Supercampeón al Barça–, aunque las condiciones no resultan demasiado propicias para el análisis por el momento del año en producirse, pudo dejar la sensación generalizada de que algo estaba cambiando en el devenir de los clásicos entre ambos —Este Madrid sí puede con el Barça–. No obstante, lo más relevante de estos duelos se quedó en una polémica que no se olvidará fácilmente en el fútbol nacional —Mourinho le hace un piquete de ojos a ‘Pito’ Vilanova–.
El nuevo choque viene marcado por la condición de local del Real Madrid, que además es líder de la Liga hasta seis puntos por encima de su rival que, en el caso de perder, vería muy lejanas sus opciones de ganar el torneo de la regularidad.
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