José Sámano: "Condenado hasta por los suyos tras el fiasco de la ida, Mourinho rectificó para bien en el Camp Nou"
El F.C. Barcelona ha conseguido esta noche el billete para la semifinal de la Copa del Rey gracias al empate (2-2) contra el Real Madrid en un clásico que lo fue de verdad, con un juego intenso en ambas partes y emoción al límite en el primer duelo entre Guardiola y Mourinho en el que los blancos fueron superiores, aunque sin premio.
Lo mejor fue la imagen del Madrid. Se olvidó, aunque no del todo, de la agresividad excesiva y del juego sucio para salir a por el partido y demostrar que es capaz de poner contra las cuerdas al que está considerado en este momento como el mejor equipo del mundo. Con una presión muy adelantada y aprovechando sus contras letales, gozó de excelentes oportunidades de gol, siendo un trallazo de Özil desde su casa al larguero la más destacada de ellas en la primera parte.
Pese al ambiente festivo en el Camp Nou, los blaugranas no respondieron y salieron al terreno de juego bastante dormidos y, a la par, sorprendidos por el derroche físico del Real Madrid. Sólo Pinto evitó el gol visitante a las primeras de cambio y, poco a poco, los locales encontraron su juego aunque se quedaron muy lejos de las cátedras que han impartido al eterno rival en anteriores ocasiones. Pedro en un contragolpe y Dani Alves con un soberbio trayazo a la escuadra, pusieron una ventaja inmerecida antes de encarar el túnel de vestuarios (2-0).
Pero el Madrid se repuso. Continuó en la misma línea de trabajo y presión, y en la segunda mitad la suerte acompañó más al conjunto blanco. Cristiano Ronaldo y Karim Benzemá empataron el partido en dos golazos propios de los mejores del mundo, y desde entonces hasta el final el duelo fue espectacular y no faltaron ocasiones, acciones polémicas ni nervios a flor de piel en ambas aficiones. El Madrid tuvo el pase a ‘semis’ en su poder pero no estuvo acertado en el momento clave, como tampoco un Barça que tuvo en la cabeza de Pedro la sentencia definitiva a falta de un minuto.
El partido no lo acabó Sergio Ramos por doble amarilla, y tampoco Iniesta ni Alexis por lesión. Al final, fueron los blaugranas quienes saludaron contentos a los suyos pero, sin duda, se vieron superados por el Real Madrid, que debería tomar nota de este duelo de cara a futuros clásicos.
LA PRENSA ALABA AL MEJOR MADRID EN EL CAMP NOU
Los analistas del fútbol de alto nivel que se vio en el Camp Nou, no pierden la oportunidad de alabar al Real Madrid y valorar el acierto de José Mourinho en la vuelta de la eliminatoria:
Alfredo Relaño (AS) —Con los buenos, el Madrid sí puede–: «El Madrid puede elegir ahora entre pensar de una forma victimista y fatalista o sacar una conclusión positiva: con los buenos y con actitud valiente y atacante puede asaltar el imperio del Barça».
José Sámano (El País) —Mourinho escucha al madridismo–: «El Madrid cayó con grandeza, sin dejarse nada, ni fútbol ni sudor, al estilo del Madrid que conquistó el pasado siglo. No fue, en absoluto, ese equipo intervenido para mal por la vena turbia de su entrenador. Condenado hasta por los suyos tras el fiasco de la ida, Mourinho rectificó para bien en el Camp Nou».
Jesús Alcaide (El Mundo) —Un baño al miedoso Barça–: «[El Madrid fue] Capaz de silenciar el Camp Nou con una exhibición de fútbol ofensivo, de convertir en un guiñapo, en un manojo de nervios a un adversario de leyenda. El que tiene fútbol y fuerza para dar un baño al equipo de Pep Guardiola en su propia guarida. Sí, pasó el Barça ¿Y qué? El partido del Madrid fue un canto al fútbol, un poema dedicado a 110 años de historia sagrada teñida de blanco».
Ramón Besa (El País) —El peor Barça elimina al mejor Madrid–: «El mérito blanco ha sido pedir día y hora para la revancha cada vez que ha sido abatido por el Barça y corregirse hasta completar una excelente actuación. Aunque ayer tampoco le alcanzó para ganar, al menos le valió para reivindicar su fútbol y merecer un mejor resultado en el Camp Nou».
José Manuel Cuéllar (ABC) —El mejor Real Madrid arrincona al Barcelona–: «El equipo de Pep sufría como nunca y Casillas bostezaba mientras su equipo desnudaba a su entrenador porque le demostraba que jugando con lo mejor que tiene podía destrozar al Barça. Que luego el balón entre o no es solo cuestión del azar de un día, pero no azar eterno».
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