Antonio García Ferreras da un tirón de orejas al colegiado del partido Barcelona-Real Madrid. En su artículo de Marca, el 27 de enero de 2012, –Teixeira el siervo-, el periodista de laSexta destaca el gran juego del Real Madrid y como el colegiado de la contienda, Teixeira Vitienes, despojó a los blancos de la victoria con su diferencia de criterio.
Apunta Ferreras que:
Partido superior y contaminación tóxica. Choque para la dualidad. Los dos mejores equipos, los dos entrenadores más relevantes y los dos futbolistas más emocionantes: Messi y Cristiano. Un placer. Un espectáculo formidable envenenado por la manipulación de un Teixeira Vitienes que ha demostrado su espíritu de siervo de la gleba arrodillado frente a los deseos de sus señores feudales: Villar y Sánchez Arminio. Una pareja de pillos con la mediocridad como doctrina vital.
Pero entiende que el colegiado se interpuso en el camino de la victoria merengue:
El Madrid de Mourinho hizo temblar al Barça de Guardiola desarmado de su brillantez habitual. El arbitraje fue un disparate y un esperpento con criterios dispares surrealistas. Pero el asalto casi perfecto al tren de Glasgow quedó en evidencia pornográfica en los estratégicos últimos 20 minutos. Durante ese periodo asistimos al desmantelamiento sistemático, sucio y quirúrgico del juego del Madrid por parte del enviado especial a la fiesta del tándem Villar-Arminio.
Y añade que:
Más allá de los penaltis no pitados, o de las discriminatorias amarillas por protestar, resultó revelador como el minuto de prolongación de la primera parte se transformó en tres como consecuencia de varias faltas. El gol de Alves se produce precisamente en el 47 aunque el acta recoge que tuvo lugar en el 44. El milagro de los panes y los peces que después no se repitió.
En la segunda parte una prolongación de tan sólo tres minutos, con sus faltas correspondientes, no llega ni al tiempo extra establecido. Y por si acaso no permitió sacar la última a Xabi Alonso. Agradezcamos al menos que no expulsara a Benzema por haber tenido la osadía de empatar con un gol prodigioso.
Concluye que:
Los dioses del fútbol estaban con el Madrid, pero Teixeira se interpuso para llevar a cabo la labor de siervo y vasallo que tiene encomendada. No es que estuviera superado por el miedo escénico es que se sabía la lección. Y que algunos aún no entiendan la rebeldía de Mou.