"En ocasiones incluso parece que hasta Guardiola ha sido víctima de su propio Barça"
A cada minuto que el F.C. Barcelona se acerca a la final de la Copa del Rey, se acrecenta también la convulsión en el entorno del club, y también en el interior. Guardiola, a pesar de enfrentarse a su último partido como entrenador azulgrana se ha convertido en un caballero errante azulgrana:
«Aunque ya advirtió de que se había quedado sin energía, su aspecto no es propiamente el de un liberado, sino que expresa una cierta desorientación, como si se sintiera solo o extraviado, a veces incluso ausente, fuera de un marco al que ha dado forma y fondo de manera majestuosa. En ocasiones incluso parece que hasta Guardiola ha sido víctima de su propio Barça».
El diario El País pulsa el ambiente en can Barça y plasma, mediante las plumas de Ramón Besa y Luis Martín, el callejón sin salida en el que se encuentra el técnico catalán hasta que culmine su proyecto con la próxima final copera. En el artículo recogido también en un sumario de la portada del diario de Prisa este viernes 18 de mayo de 2012 —La extraña soledad de Guardiola–, el técnico aparece como una sombra de lo que un día fue:
«Es como si Pep no supiera a qué carta quedarse», le definen personas del club. «De la misma manera que se fue comprensivo con su decisión, Guardiola debe serlo con la de los demás», añaden. ¿Y qué dice Guardiola? «¡Dejadme en paz!», pide a gritos. El rey del discurso vive presa de su silencio, que se interpreta con más o menos maldad en un entorno atrincherado».
Los periodistas de Barcelona de El País aportan principalmente una información que detalla la manera en la que los cracks del Barça necesitaban la continuidad del técnico que les había conducido hasta la gloria. Cuentan:
«Ni los mensajes de sus jugadores mostrándole su afecto (Valdés, Iniesta, Xavi y sobre todo Messi le llenaron el móvil de SMS), ni el propio Vilanova le hicieron cambiar de opinión.
«Guardiola ha acabado siendo víctima de su estrategia desde que decidió renovar su contrato año a año», explican Besa y Martín, completando una fotografía triste y melancólica del enérgico y decidido técnico que tantas veces tiñó de oro el azulgrana del Barça.
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