El método de José Mourinho se caracterizó por su carácter simple, extenuante, y rápido. Al entrenador del Madrid solo le han servido las guerras-relámpago.
Diego Torres, redactor de deportes de ‘El País’, ha olido la sangre y se ha apresurado a intentar dar la puntilla a José Mourinho–Bloqueo por falta de práctica–. Fiel a su estilo, extremadamente crítico con el preparador portugués aún en los mejores tiempos que acompañaron al luso en sus dos primeros años al frente del Real Madrid, el periodista argentino del diario de Prisa aprovecha el debilitamiento de ‘Mou’ para sacar a pasear todo su arsenal:
[Mourinho] es el primer técnico en la historia del fútbol que se percibe a sí mismo como una estrella de la cultura popular. Un fenómeno de masas, objeto de semideificación por parte de miles de adoradores. Un hombre que, cada día que pasa, va confundiéndose un poco más con su propio mito, convencido de su infalibilidad
La animadversión que profesa Torres hacia Mourinho no es nueva. Desde que aterrizó en Madrid, procedente del Inter de Milán, al que hizo campeonísimo de todo, le esperaba con las uñas afiladas. Si bien es cierto que sus exclusivas cuentan también con un gran número de defensores, sobre todo por su habilidad para lograr sacar a la luz algunos entresijos del vestuario blanco, a Torres sus detractores le hacen de menos porque todo lo que publica va en contra del entrenador luso. Magnifica sus errores y minimiza sus éxitos–El Madrid mete una ‘manita’ pero Diego Torres (El País) critica al luso: «Mourinho deja su sello improvisando un trivote con Varane. Genio y figura»–, dicen.
El método de José Mourinho se caracterizó por su carácter simple, extenuante, y rápido. Al entrenador del Madrid solo le han servido las guerras-relámpago. No pasó de los dos años en el Oporto ni en el Inter, y no cumplió tres temporadas en el Chelsea, donde empleó unas cuantas semanas provocando conflictos hasta que el dueño del club, Roman Abramóvich, le despidió. Hay algo agotador en el modo en que el técnico gestiona al personal. Un observador que convive con él diariamente en el vestuario lo anunció en un corrillo, en Valdebebas, hace un año: «La temporada que viene, si él sigue, el club tendrá que cambiar a media plantilla»
Como muestra un botón. Diego Torres se atreve hasta a cuestionar la victoria en Liga del Real Madrid el año pasado, donde destrozó todos los registros de puntos y goles, asegurando que las decisiones arbitrales jugaron un papel muy importante en el éxito final de los de Mourinho. Así lo justifica:
El año pasado el Madrid debió remontar 10 partidos en Liga. Perdió uno y acabó imponiéndose en nueve. Pero, salvo contra el Zaragoza en el Bernabéu (3-1), las ocho remontadas restantes se agilizaron gracias a decisiones arbitrales polémicas: ocho penaltis a favor del Madrid y siete expulsiones de rivales por una sola expulsión madridista (Di María) fueron el saldo de aquellos combates. En Mallorca, además, el árbitro anuló un gol legal de Víctor que se habría convertido en el 2-0. Y, cuando acabó el partido contra el Betis (2-3), los jugadores entraron al vestuario riéndose porque el juez había ignorado sendas manos de Ramos y Alonso en el área de Casillas.