El canterano culé, que había entrado en el terreno de juego apenas unos minutos antes, controló el balón con su extremidad superior
Tiene toda la razón del mundo Tomás Roncero. De igual que sea madridista hasta la médula, pero lo que pasó en el Estadio Sánchez Pijuan, con un árbitro que desquició a medio mundo y no parece ver un burro a tres pasos, es de juzgado de guardia.
El triunfo del Barça ante el Sevilla en la Liga BBVA se vio empañado por la polémica en la recta final del choque.
Varias acciones acabaron con decisiones arbitrales controvertidas y los aficionados sevillistas clamaron por lo que consideraron una actuación arbitral de Mateu Lahoz incorrecta y nefasta para sus intereses.
Entre otras acciones polémicas, el segundo gol de Cesc, el que dejaba el partido con empate a dos en el minuto 89, llegó precedido de una clara mano de Thiago Alcántara.
El canterano culé, que había entrado en el terreno de juego apenas unos minutos antes, controló el balón con su extremidad superior, tal como se puede ver en la imagen, en una acción que instantes después acabaría con el esférico en las redes defendidas por Palop.
Pese a todo, el árbitro Mateu Lahoz no vio nada y dio validez al tanto que, con el reglamento en la mano, nunca debió subir al marcador.