La selección española ha usurpado un espacio al Madrid y al Barcelona. Antes este era un país de clubes y toda la sensibilidad se vehiculaba entre los dos grandes equipos.
Orfeo Suárez recopila en su último libro el diario de la Triple Corona. Bajo el título de ‘Yo soy español’, y editado por Córner, el periodista de El Mundo rescata las crónicas de los partidos, sus reflexiones y algunas conversaciones con los protagonistas en aquellos días en los que la Selección Española enlazó consecutivamente un Mundial y dos Eurocopas.
Una Triple Corona que se inició con Luis Aragonés, el cual, por cierto, rompió los pronósticos al transformar la etapa convulsa de sus primeros años en el cargo -por culpa del «negro de mierda» dirigido a Henry, el debate sobre Raúl- en la primera piedra de la Selección más exitosa de nuestra historia:
[Aquello fue posible] quizás porque era un hombre ya mayor, y no en el sentido de edad, si no al final de su carrera, decide jugársela y hacer una apuesta maximalista. Y decide jugársela con un tipo de futbolistas que preconizaban la técnica por encima de cualquier otro concepto. Y esa apuesta maximalista es como jugar al pleno, te sale o no te sale.
Había que tener una personalidad muy marcada y yo de verdad creo mucho en la edad. Luis llega ya a la Selección al final de su carrera. Al principio convive con el escándalo y llega un momento en el que piensa que es el momento de hacer lo que le apetezca, seguramente un entrenador más joven hubiera contemporizado con sus intereses, el tiempo de carrera que le quedaba, las consecuencias de un fracaso…Luis rompe con el equilibrio y quizás es lo que le lleva el éxito.
Por eso mismo, por superar tantas dificultades hasta que hace saltar la banca consiguiendo la Eurocopa de 2008, sorprende más su salida, ya que los nuestros habían conseguido imponer un estilo propio que llevaban años buscando. Orfeo Suárez lo ve así:
La salida de Luis responde a lo que es el personaje, una personalidad volcánica. Ni Luis Aragonés con continuidad ni del Bosque antes de Luis hubieran conseguido los tres títulos. Luis fue un personaje para un momento de revolución, para cambiarlo todo, y una vez cambiado se necesitaba de una personalidad con temple y talante. Del Bosque seguro que no hubiera hecho una apuesta maximalista como la de Aragonés al principio y Luis no hubiera tenido el temple suficiente para darle continuidad al éxito durante tanto tiempo. La Selección tuvo al personaje idóneo para cada momento. Hay personajes para revoluciones y hay personajes para la continuidad.
Después ‘La Roja’ conseguiría el Mundial de Sudáfrica -reponiéndose del batacazo en la Copa Confederaciones donde claudicó ante un rival menor como EE.UU.- y una nueva Eurocopa, la de 2012, algo que no había conseguido nadie antes. El cronista de El Mundo recalca la importancia de la superación de distensiones en el seno de aquella plantilla como clave para lograr el éxito:
La selección española ha usurpado un espacio al Madrid y al Barcelona. Antes este era un país de clubes y toda la sensibilidad se vehiculaba entre los dos grandes equipos. […] Esa manera de ensamblar una escuela de fútbol que puede ser la del Barça con el liderazgo que es madridismo puro…toda esa conjunción nos hacen demostrar que en este país quizás tengamos muchas cosas que si las sumamos somos buenos.
Y luego están las sensibilidades. Cada uno tiene la suya, pero todos son muy de La Roja. En la Eurocopa de 2008 Xavi y Puyol estaban con un pie fuera del Barça y estaban en un momento muy dificil con su club. Ganan esa Eurocopa y ni Joan Laporta ni ningún directivo del Barcelona les mandan un SMS para felicitarles. Ellos son muy de La Roja, cada uno con sus sensibilidades. Por eso creo que la foto de la portada del libro ilustra esto a la perfección: Iker con la bandera española y Xavi con la catalana pero ambos sonrientes ante la consecución de un objetivo común.