La crisis económica está convulsionando el mundo del fútbol hasta tal punto que hoy en día se puede afirmar sin ningún tipo de pudor que la Selección Española, flamante campeona de Europa y del Mundo, no es ni mucho menos algo rentable para las televisiones.
Hacerse con los derechos de los partidos de España, en tiempos tan turbulentos, provoca que lo que antes era una perita en dulce ahora sea vista como una operación en la que hay que escrutar con lupa hasta el último número. Ya lo vimos a finales de 2012 con dos partidos muy concretos jugados por los muchachos de Vicente del Bosque, cuya adquisición espantó a muchos y provocó una negociación a la baja como mal menor. Fueron los disputados en Georgia–José Joaquín Brotons: «El España-Georgia se lo quisieron vender a TVE por tres millones de euros y al final lo ha comprado Telecinco por una cantidad mucho menor»–y Bielorrusia–J.J.Santos:»La oferta de Mediaset para el Bielorrusia-España está muy lejos de los 1,5 millones de euros»–.
El presente año arrancó con la noticia de que Mediaset sustituía definitivamente a TVE como televisión ‘oficial’ de La Roja tras hacer público que adquiría casi todos los partidos que disputarían los nuestros hasta el Mundial 2014 de Brasil, esto es, 16 encuentros. Aunque la cadena se negó a hacer públicas las cifras del contrato, fuentes del sector apuntan a que han pagado un precio «inferior a la mitad de lo que desembolsaba TVE». Si a la pública le costaba anteriormente algo más de 40 millones de euros la operación, podríamos estar hablando de unos 17 o 18 millones de euros, algo que desde Mediaset consideran «una importante oportunidad».
En el caso de Antena 3, las mismas fuentes apuntan a que renunciaron a esos 16 partidos tras comprobar que, a pesar de unas estimaciones de ingresos en torno a los 7 millones de euros, el resultado daría un saldo negativo de 10 millones de euros, algo que a Paolo Vasile no le ha importando porque su estrategia pasa por fiarlo todo a «ser el número 1» y aventajar a su rival y para ello La Roja cumple perfectamente el papel para ayudarle a serlo.
Ya que el fútbol hace tiempo que dejó de ser algo rentable para las televisiones y para las operadoras -a Mediapro le ‘arden’ sus derechos y Prisa quiere negociar a la baja sus contratos con algunos clubes tras no poder rentabilizar el alto precio que pagaron por ellos- la selección nacional, mientras siga enamorando, permitirá a la televisión de turno lograr «otros objetivos intangibles» como es el posicionamiento de marca y la dotación de una imagen ganadora pero ni mucho menos reportará beneficios a quienes apuestan por ella.