Pep Guardiola abrió ayer la caja de los truenos y, tras un año de silencio, criticó duramente el tratamiento que ha recibido estos meses por parte de la actual junta directiva del Barça, presidida por Sandro Rosell.
Sobre esa mala relación entre el nuevo técnico del Bayern de Múnich y el presidente azulgrana escribía este viernes 12 de julio de 2013 Salvador Sostres en su columna de ‘El Mundo‘, en la que, entre otras cosas, desvela una monumental bronca entre las mujeres de Guardiola y Tito Vilanova en Nueva York.
«Rosell, a través de sus directivos y a través de su brazo armado periodístico, ha tratado de desprestigiar a Pep durante todos estos años, difundiendo toda clase de maledicencias. La que más le ha molestado a Pep es la que tiene que ver con su supuesta indiferencia con Tito. Es cierto que la relación entre ambos se enrareció y que hubo un tiempo de silencio, pero también que Guardiola intentó visitar a Tito cuando coincidieron en Nueva York».
«La señora Vilanova le reprochó intensamente que se hubiera distanciado de su marido, aunque tal vez la bronca más espectacular entre las dos familias fue la que protagonizaron las dos esposas cuando coincidieron en un parque de Manhattan y se reprocharon a grito pelado las mutuas deslealtades».
Sostres afirma que el Barça le amenazó con una querella «por revelar que Guardiola le había dicho a Rosell que le dejara en paz y que no le molestara».
«El presidente negó la conversación y Pep evitó desmentirla pero rechazó que se hubiera producido en los términos en que finalmente ayer reconoció que había sido».
«Cuando el Barça le ofreció a Vilanova hacerse cargo del primer equipo, Tito se lo comentó a Pep; a éste no le hizo gracia y quedaron en seguir hablando del tema. Al día siguiente Rosell y Zubizarreta anunciaron que el nuevo entrenador sería Tito y Guardiola puso aquella cara de mala leche que todo el mundo vio».
«A partir de ahí, Rosell ha intentado minimizar la obra de Pep tal como ha intentado destruir a Joan Laporta. Rosell ve a Pep y a Laporta como a sus dos grandes enemigos, junto a la sombra mítica de Cruyff».
«La animadversión que Guardiola siente por la actual junta directiva y en especial por su presidente es también muy evidente, y por mucho que el Barcelona me ofreciera no presentar la querella si yo contaba que la conversación entre Rosell y Guardiola había sido una invención de Laporta, verdad sólo hay una, la contó ‘El Mundo‘ hace dos años y ayer Pep la confirmó punto por punto».
«La rabia de Rosell se basa en la posibilidad de que Guardiola anuncie que vuelve al Barça en 2016 de la mano de Laporta; y la miseria de Pep en que conoce todos los trucos del cinismo para comportarse como un egoísta, hacer que sus adversarios parezcan los tíos más miserables del mundo y quedar él como un ángel inmaculado y extrapuro».
