La decisión de la Junta de prohibir la entrada gratuita a los niños en el Camp Nou provoca un polvorín en la prensa

Ramón Besa (El País): «Parece que Rosell ha llegado de otro club por su falta de sentido común y su facilidad para complicarse la vida»

Casanovas (Sport) critica la medida pero exculpa al presidente: "El club tuvo todo el verano para plantear el tema. Han dejado a Rosell solo ante el peligro"

Ramón Besa (El País): "Parece que Rosell ha llegado de otro club por su falta de sentido común y su facilidad para complicarse la vida"
Sandro Rosell. CF

Vehils: Uno tiene la sensación que Rosell tiene vocación de periodista. Y lo lógico es que uno se equivoque cuando hace lo que no le toca

La decisión de la Directiva del Barcelona de prohibir la entrada gratuita a los niños menores de siete años, como venía siendo tradición hasta ahora, ha levantado una polvareda en la prensa deportiva. Para añadirle más chicha al asunto, el presidente Sandro Rosell defendió esta medida asegurando en Cataluña Radio que prefería un titular que rezase que no dejaba entrar a los niños a que había matado a un niño.

Desde las páginas de El País, Ramón Besa no se corta con Sandro Rosell–La contradicción de Rosell–. El del diario de Prisa califica así al máximo mandatario blaugrana:

Hay momentos en que se le pone la cara de sheriff y manda que se cumpla la ley para comparecer más tarde como un pistolero ahorcado después de un linchamiento público, sin mediar juicio, víctima de la incomprensión, como si nadie reparara en su virtud justiciera.

Como comenta Besa en su artículo, la medida rompe una tradición como la de que los niños fuesen al estadio de la mano de su padre. Eso que él califica así:

Había pocas cosas más naturales en el proceso de iniciación al barcelonismo que ver el primer partido del equipo sentado en las piernas de los padres, los abuelos o los parientes más próximos. Ha sido una tradición desde que se inauguró el Camp Nou en 1957. Nadie se sintió un intruso o un estafador ni reparó en que pudiera ser peligroso sino que se consideró un acto de fe y afirmación barcelonista.

Pero resulta que Rosell ahora, con la temporada iniciada, y ante la inminente visita del Real Madrid, que siempre promete una buena caja, repara en la seguridad de todos y manda pasar por taquilla, incluidos los niños:

Los argumentos del presidente han sido tan sorpredentes que no solo complican la comprensión de la medida sino que invitan a reflexionar sobre el espíritu de la norma. Rosell ha utilizado términos dramáticos: el temor a una avalancha, a la asfixia, a la muerte, cuando jamás se supo de un incidente; ha procedido por su cuenta: Interior no ha sido consultado sino simplemente informado; ha actuado de imprevisto: después de la asamblea y en una junta que no contó con el vicepresidente social Cardoner; y no ha medido ni las consecuencias ni el impacto de su decisión. Incluso ha admitido veladamente su desproporción cuando ha insinuado que después de aplicar la ley en el partido contra el Madrid verá la manera en que se puede burlar en los encuentros posteriores sin que sea delito.

A Rosell le ha dado un ataque reglamentario de tal magnitud (los estatutos son nuevos, hay un código ético y se recuperan las leyes) que parece como si el barcelonismo viviera en falso desde hace tiempo y necesesitara ponerse a corriente de pago y acorde por fin con la ley. A veces parece como si Rosell hubiera llegado de otro club que no es el Barça, y no porque no sea socio, que lo es desde que nació, sino por su falta de sentido común y facilidad para complicarse la vida con las cosas más insospechadas.

Ante el desconcierto, haría bien la junta en ocuparse antes de los incidentes que ocurren en la tercera gradería y de interesarse por las localidades de mala visibilidad que de impedir el paso a los niños. La crisis semanal la generó esta vez la junta y no la prensa.

LOS COLUMNISTAS DE SPORT TAMPOCO LO ENTIENDEN

La decisión ha cogido con el pie cambiado al Sport. Su director, Johan Vehils, remarca que el presidente culé «anda preocupado con la prensa» en su columna–Cuando Rosell también quiere poner los titulares–:

A veces, uno tiene la sensación que el presidente del Barça tiene vocación de periodista. Ayer, sin ir más lejos, en la entrevista que concedió a Mònica Terribas, Rosell explicó que prefiere un titular que diga: «Rosell no deja entrar a un niño que Rosell mató a un niño». Tan obvio como poco afortunado. Y es que es lógico que uno se equivoque cuando hace lo que no le toca.

Vehils también es de los que piensa que la medida podría tener justificación si pensamos solo en la seguridad del Camp Nou pero el problema llega en las formas y, sobre todo, en el momento escogido para decretarla:

El lunes Rosell hizo de presidente, de ejecutivo, de director de comunicación y el martes de periodista. Ahí vino su error. Al presidente le honra tomar una decisión de riesgo sin preocuparle el desgaste que eso supone, incluso estoy seguro que pensó más en el Barça que en él mismo pero no supo delegar. La prueba es que al día siguiente también quiso hacer de periodista cuando solo era el entrevistado. 

Josep María Casanovas–Una patata caliente que quema a los niños–no se corta a la hora de criticar la medida por el momento elegido:

Una normativa que se incumple desde el 2006 no se puede zanjar por decreto en una semana. La prohibición de entrar niños en el Camp Nou el día del partido contra el Real Madrid está levantando ampollas. Este no es un tema que debía resolver la junta directiva, este es un problema técnico que debería resolver el director general asumiendo su responsabilidad.

Para Casanovas, el club ha medido mal los tiempos:

No vale la improvisación. Se hubiese tenido que explicar con rigor el problema a los socios y aportar las soluciones. Todo ello apoyado en una estrategia de comunicación que tampoco ha existido. Se ha lanzado la piedra sin calcular el daño que podía hacer, sin preparar el terreno. Y la consecuencia de todo ello es que han dejado al presidente del Barça solo ante el peligro. Mal asunto cuando Sandro Rosell tiene que dar la cara por un problema que se tenía que solucionar de otra manera. Menuda papeleta la de explicar que se va a prohibir de golpe lo que se ha consentido toda la vida.

Aunque exculpa al presidente:

Toda la polémica desatada se hubiese podido evitar si se hubiesen hecho bien las cosas. La dirección general del club, el departamento de seguridad y el responsable de la comunicación han tenido todo el verano para plantear y solucionar el tema. Cualquier cosa antes que poner este tema como una patata caliente en el orden del día de la junta directiva a diez días de la visita del Madrid. Estamos delante de un grave error profesional que repercute negativamente en la imagen del club y de la directiva. Las formas han fallado de forma evidente.

MUNDO DEPORTIVO SE MUESTRA COMPRENSIVO:

Desde MD, su director, Santi Nolla, se intenta mostrar comprensivo–Niños sin entrada–:

La medida tomada ayer por la Directiva del Barça de cumplir la ley y no dejar entrar a los menores de siete años sin entrada al Camp Nou es evidentemente impopular, pero no es caprichosa. Las Directivas han ido históricamente consintiendo la entrada y creando una costumbre única, no repetida en los estadios de los grandes clubs europeos.

Esta misma Junta ha dejado entrar a los chavales durante los tres últimos años. El problema, según responsables de seguridad del club, ha sido que al poner el partido contra el Madrid a las 6 de la tarde, las previsiones se han disparado. Cuando se jugaba a partir de los 8 de la noche no había tantos niños menores en el Estadio, pero el horario familiar de este Clásico ha llevado a previsiones de más de 30.000 niños y ha sonado la alerta.

 

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Autor

Roberto Marbán Bermejo

Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid y actualmente cursa el grado de Ciencias Políticas por la UNED, fichó en 2010 por Periodista Digital.

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