Sandro Rosell dimitió en la tarde de ayer como presidente del Barcelona dejando a Josep María Bartomeu como sucesor. La decisión de Rosell sorprendió a muchos, pero era una idea que tenía desde hace varias semanas en la cabeza y que no responde a un solo hecho, el ‘caso Neymar’ (que, sin embargo, sí ha podido ser el detonante), sino a un conglomerado heterogéneo de razones.
Según informa Mundo Deportivo, el entorno del ya expresidente ha sido clave a la hora de tomar su decisión.
Así, tanto amigos como familiares habrían ejercido mucha presión durante las últimas semanas para que dejase su cargo.
Aducían que el desgaste que estaba suponiendo para Rosell era demasiado.
Otra de las razones que habrían empujado a Rosell a marcharse de Can Barça serían las amenazas que habría recibido en los últimos tiempos.
Su familia habría sido objeto de esas amenazas, y ante la posibilidad de que la situación se agravase, Rosell habría tomado la determinación de dejar el Barcelona.
Un disparo en la puerta
De entre todas estas amenazas (de las que tienen conocimiento los Mossos d’Esquadra), una destaca por ser la más grave.
Tras las Navidades, Rosell halló en un impacto en la puerta de su domicilio que la policía autonómica reconoció como el de una bala.
A estas circunstancias hay que sumar el sentimiento de abandono de Rosell: piensa que su mandato como presidente está siendo valorado desde una perspectiva injusta, obviando los éxitos deportivos, el recorte de la deuda y un fichaje del que se siente tan orgulloso como el de Neymar; y a la vez, atacado por el entorno cercano al club sentenciado por una operación que él tacha de «impecable«.
