Tras el encuentro ante el Athletic, el presidente bajó, como acostumbra, a los vestuarios donde se produjo el rifirrafe.
Según informa el diario Marca, en cuanto Cerezo entró por la puerta el preparador físico, que estaba indignado con la actuación del árbitro, acusó al presidente de no hacer nada al respecto para que no se produzcan esos tipos de arbitrajes.
Ortega se lo recriminó en una conversación subida de tono. No se controló a pesar de que era su presidente y gritó todo lo que pensaba.
Cerezo, por su parte, trató de quitar importancia a lo sucedido y le explicó a Ortega que no cambiarán su modo de actuar porque el club defiende una política de colaboración con el estamento arbitral.