Merecía mucho más, pero las empresas son así y el Real Madrid de Florentino parece mucho más una fría multinacional que la ‘Casa Blanca’ que adoran los merengues.
Solo ante la prensa, emocionado y nervioso, Iker Casillas puso fin a 25 años de trayectoria en el Real Madrid con la lectura de un comunicado de despedida.
- «Leer esto son 30 segundos, pero tardaré una hora», anunció antes de romper a llorar sin haber leído una línea.
- «En primer lugar, gracias por estar aquí acompañarme en este momento tan especial. He venido a este gran estadio para despedirme de todos vosotros y en especial de los madridistas.
- Desde ayer dejé de pertenecer al Real Madrid. La decisión de irme al Oporto es por la ilusión que me han transmitido, el presidente, el entrenador y el equipo.
- Y después por las muestras de cariño que he ido recibiendo de la gente cuando se supo que mi destino era Portugal. Me han ganado y me pone muy contento, haré todo lo posible por no defraudarles y lucharé al máximo. Gracias al Oporto por haber confiado en mí.
- Ahora me dirijo a los madridistas, después de 25 años defendiendo el escudo del mejor equipo del mundo, llega un día difícil decir adiós a esta institución que me lo ha dado todo. Parece que ayer cuando vestí por primera vez esta camiseta y cumplía un sueño. Durante este tiempo hemos reído, llorado, ganado, perdido. Este club me ha formado como persona, me ha ayudado a crecer, con valores como el respeto, compañerismo y sobre todo humildad.
- He tratado de llevarlos allá donde he ido. Me acuerdo de todos los compañeros que he tenido, he vivido momentos únicos y han sido mi familia. Dejo grandes amigos. También de todos mis entrenadores, de todos, desde lo que tuve cuando empecé de niño.
- Desde Mezquita, que me rescato, hasta mi último entrenador: Carlo Ancelotti. De todos he aprendido muchas cosas. A los cuerpos técnicos. Todos me han transmitido comprensión, sabiduría, experiencia y profesionalidad.
- Estas últimas líneas, al madridismo. Gracias a vuestro apoyo incondicional. Por ayudarme a levantar cada copa, por estar ahí, por tenderme la mano y tirar de ella para levantarme. Independientemente sé que haya sido buen o mal portero, espero que la gente se acuerde de mí por ser buena persona, con mis defectos y cualidades. Gracias, gracias, miles de gracias. Nunca os podré olvidar y allá donde vaya seguiré gritando ¡Hala Madrid!».
Así cerró el gran Iker Casillas antes de despedirse de los medios de comunicación con una aviso a navegantes:
«No voy a decir adiós, porque será un punto y seguido».