Puede que Leo Messi no tenga ni idea de ingeniería fiscal, pero por fuerza debía saber que cada año percibía «exorbitantes ingresos» por sus derechos de imagen y que todo ese dinero permanecía «oculto», sin declarar.
Con esos mimbres ha tejido la Abogacía del Estado su acusación contra el jugador del Barça, que deberá ir a juicio por defraudar 4,1 millones.
Contra el criterio de la Fiscalía, Hacienda sí acusa al jugador y pide para él una pena de 22 meses y 15 días de cárcel y el pago de otros 4,1 millones de multa.
El organismo cree que el jugador evitó pagar impuestos «de forma consciente y voluntaria», según el escrito de acusación.