Lo que no consiento es que se falte el respeto a las personas con bromas absurdas. Los graciosos me caen mal
La fiestecita de Halloween que se montaron los jugadores del Barça, interrumpiendo la rueda de prensa de un jugador rival, Víctor Rodríguez, ha sido tan criticada que hasta en las propias filas de la prensa culé se les ha caído la cara de vergüenza al ver a sus jugadores haciendo el ridículo y no les ha quedado más remedio que criticar su actitud.
Halloween in Getafe after the game! Enjoy! pic.twitter.com/zLsDTdPkV9
— Gerard Piqué (@3gerardpique) octubre 31, 2015
Es el caso de Lluís Mascaró, del diario Sport, siempre prestó a loar las virtudes de su equipo y tapar sus vergüenzas, que haberlas, haylas. En esta ocasión Mascaró arremetió muy duramente contra los que participaron de tan escena dantesca en un artículo donde ya solo el título pone a los participantes de vuelta y media: ‘Unos niñatos disfrazados de monstruos’.
Ready to flight! #Halloween pic.twitter.com/tRakF9KcXQ
— Gerard Piqué (@3gerardpique) octubre 31, 2015
Argumenta el periodista catalán:
Las lamentables imágenes de los jugadores del Barça interrumpiendo disfrazados la rueda de prensa de un jugador rival me avergüenzan. Son indefendibles. […] Su actitud de niñatos consentidos me dolió. Y me sorprendió. Negativamente, claro.
Sigue:
A mí nunca me ha gustado disfrazarme. Me parece ridículo. Pero entiendo que haya gente que se lo pase bien poniéndose una careta de monstruo. Lo que no consiento es que se falte el respeto a las personas con bromas absurdas. Los graciosos me caen mal.
Porque no me hacen ni pizca de gracia. Me resultan pesados. Y agobiantes. Y lo que hicieron el sábado por la noche algunos jugadores del Barça es precisamente uno de esos actos que tanto aborrezco. Muchos pensarán que soy un soso. Y un aburrido. Puede. Pero prefiero eso a convertirme en un payaso, como hacen algunos.
Finaliza:
Y que no me vendan ahora que lo que hicieron fue una demostración de la unidad del vestuario, del buen rollo que existe en la plantilla. Eso no me vale. […] Ser guapos, ricos y famosos no les permite saltarse a la torera las más elementales normas de la buena educación.