El escándalo de la humillación a varias gitanas rumanas en la Plaza Mayor de Madrid por parte de aficionados del PSV sigue coleando (Philips condena la «mala conducta» de los hinchas del PSV con las mendigas).
Después de que se hayan condenados los sucesos, varias asociaciones hayan pedido que se tomen medidas y que la Fiscalía Provincial de Madrid haya iniciado una investigación, han hablado las protagonistas (Movimiento contra la Intolerancia pide sancionar a los hinchas del PSV por humillar a mendigas).
Para sorpresa, las afectadas consideran que con lo sucedido consiguieron recaudar más dinero de lo que obtienen de forma habitual. La definición más clara la ha dado una de ellas a El Mundo (Hinchas del PSV humillan a unos mendigos en Madrid y Twitter se acuerda de Manolo Lama):
«Ojalá nos humillen así todos los días. Ganamos más dinero en ese tiempo que en todo el mes. A la gente le puede parecer vergonzoso, pero con lo que me he sacado, mis ocho hijos lo van a agradecer».
Las imágenes de los aficionados del PSV lanzando monedas a las mujeres rumanas de etnia gitana mientras eran jaleadas o se les pedían que bailara o hicieran flexiones acapararon la atención y empañaron el partido de fútbol que enfrentó al equipo holandés con el Atlético de Madrid.
Sin embargo, la opinión de las mujeres difiere mucho de la condena pública.
Pero, además, pone de relevancia otra cuestión mucho más preocupante y sobre la que las autoridades prefieren mirar para otro lado: la existencia de mafias dedicadas a la explotación de la mendicidad que se lucran con el escaso dinero obtenido por estas mujeres.
Un problema tan preocupante como la humillación.