Los blancos afrontan una prueba que puede catapultarles hacia la Champions

Barça y Real Madrid salen con todo y a por todas en el clásico del Camp Nou

Este es el partido más global del mundo, la carta de presentación de ambos equipos para el planeta independientemente de la posición o la distancia que se lleven en la tabla clasificatoria

Barça y Real Madrid salen con todo y a por todas en el clásico del Camp Nou
Leo Messi (BARÇA) y Cristiano Ronaldo (REAL MADRID). PD

El Real Madrid y el Barcelona saldrán con todas sus estrellas mañana sábado en busca de una gloria que trasciende los tres puntos

Como subraya Santi Giménez en el diario ‘AS‘ este 1 de abril de 2016, el Clásico no entiende del día de mañana.

Por muchos cuartos de final de Champions League que haya tres días después, un Barça-Madrid no entiende de especulaciones ni de reservar jugadores.

Este es el partido más global del mundo, la carta de presentación de ambos equipos para el planeta independientemente de la posición o la distancia que se lleven en la tabla clasificatoria.

La calidad de las plantillas, su incidencia en el mundo y la trascendencia de un duelo entre catalanes y madrileños no puede ser objeto de ahorro por parte de los respectivos técnicos.

Si un día pensaron fríamente con el calendario en la mano que el sábado era un buen día para reservar efectivos de cara a una fecha más determinante, a medida que se acerca la Hora H, se les han pasado la tontería. Señoras y señores, estamos hablando de un Barça-Madrid.

Por tanto, este sábado se jugará como si no hubiera mañana. Como si la Liga se terminara y se decidiera en esos 90 minutos del Camp Nou, que por si fuera poco, añadirá a la escenografía ya de por sí dramática de la ocasión el aliciente de convertirse en el homenaje a Johan Cruyff. No hay un partido mejor para que ambas instituciones rindan el tributo que se merece el holandés.

Ver a los dos máximos rivales enfrentarse en el Camp Nou es el mejor colofón a una semana de luto por la pérdida de un referente universal en el mundo del fútbol.

De gala. Aparcados los cálculos de rendimiento, mañana a las 20.30 horas solo existirá la pradera, 22 jugadores y una pelota.

Ahí es donde los diez puntos de diferencia no tendrán ninguna importancia; donde los cuartos de la Champions quedarán olvidados en el tiempo como si en vez de jugarse el martes o el miércoles, se jugaran el mes que viene. Todos los que hace 24 horas defendían la teoría de que da igual este partido porque no decide nada, se centrarán en 90 minutos de pasión.

El balón lo borra todo. Y más en un partido así. Los entrenadores de ambos equipos son los primeros en apuntarse a esta corriente. Nadie mejor que ellos saben que una victoria contra el eterno rival es más que un triunfo. Y que el peaje en una derrota es imposible de pagar. Lo arrastras toda la vida.

Luis Enrique ya ha dejado caer a sus colaboradores que no hay tregua. Que ante el Real Madrid hay que ganar para descontar una jornada más de cara al campeonato de Liga y para preparar de la mejor manera el duelo europeo ante los de Simeone.

Luis Enrique no reservará nada ante el Madrid. Poco importa que sus tres delanteros hayan pasado la semana jugando al otro lado del Atlántico. Han vuelto sanos. Y si están sanos, juegan.

Lo mismo puede decirse de Alves o de Mascherano, por no hablar de los que se quedaron en Barcelona sin acudir a la cita de la Selección o de Piqué, que lo jugó todo con La Roja y que formará de inicio mañana en el césped ante el rival que más le motiva.

En el Madrid, más de lo mismo. Su exigencia en Champions no es como la del Barcelona, pero los de Zidane tienen mucho que ganar en el Camp Nou. Tienen una prueba de valía que les puede disparar la autoestima de cara a lo que resta. No es día para reservar a nadie…

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