Dani Alves ha firmado su sentencia de muerte como jugador del FC Barcelona. El pasado verano renovó por dos años el contrato que le liga al club catalán. Sin embargo, el club ha decidido darle puerta. Su rendimiento a lo largo de la temporada no está siendo satisfactorio. Luis Enrique ya no le tiene como imprescindible y suele cambiarle habitualmente cuando el equipo no carbura y necesita un revulsivo. Ya no es la pieza clave que fue en años anteriores.
Pero no es sólo su faceta profesional la que cuestiona su continuidad en el Barça. En el club están hartos de sus salidas de tono, de su presencia polémica en las redes sociales y del escaso compromiso que muestra con el club fuera de los terrenos de juego. La gota que ha rebasado el vaso de la paciencia de la directiva es el vídeo que colgó anoche en Instagram. Disfrazado de mujer muestra su «preocupación» por la situación delicada que atraviesa el equipo en los últimos partidos y resta dramatismo al tema tomándoselo a la ligera haciéndose pasar por su pareja en una declaración de amor absurda: «¡Hola! Soy Joana Sanz. Quiero mandar mucho ánimo a mi cariño que está muy triste. Pero cariño, es sólo un partido de fútbol. No pasa nada, la vida sigue. Tú vales mucho más que esto, ¿Vale? Te amo mucho. Te quiero mi amor ¡Te quiero!».
Tan lamentable, que ya puede empezar a hacer las maletas. Esta no se la van a pasar. «Es sólo un partido de fútbol, no pasa nada». Dice. Sí pasará.
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