Cuando el pasado 27 de febrero el Real Madrid caía por 0-1 ante el Atlético de Madrid en el Santiago Bernabéu, a Zinedine Zidane le cayeron sus primeras críticas serias como entrenador del equipo blanco. Había tomado las riendas de la nave madridista a finales de enero para reflotar un barco que se hundía a las órdenes de Rafa Benítez, y que en los primeros compases del francés sólo daba la talla en casa. A Zizou, otrora leyenda blanca sobre el césped y más ídolo que entrenador consumado, le desangraba el pobre rendimiento e irregulares resultados que su equipo cosechaba lejos del calor de Chamartín. Empates ante el Real Betis y el Málaga, sumados a la caída ante el primer rival de envergadura que el equipo se encontraba dejaban al Madrid tercero, a cuatro puntos de los de Simeone y una distancia virtual (después consumada) de 12 unidades del implacable líder azulgrana, el Barça. Muy pocos le dieron entonces al galo alguna oportunidad de seguir al frente del equipo la próxima temporada.
Ahora, todo ha cambiado. La sorprendente, inesperada y ya histórica crisis en la que se ha sumido el Barcelona le ha dado oxígeno y alas a un Madrid que, además, ha sabido aprovechar su propia capacidad de autobombo a través de una remontada más en Europa tras el profundo traspiés de Wolfsburgo en la Champions League. Sin injerencias externas ni lesiones graves, los culés se han metido en un charco en el que cada vez están más llenos de barro: una racha de sólo un triunfo en sus últimos seis partidos oficiales, cuatro jornadas de Liga sin ganar y tres derrotas consecutivas en el campeonato doméstico, algo que no se veía desde 2003. El desastre mantiene a los de Luis Enrique en cabeza, pero con el primer puesto de la clasificación empatado a puntos con un Atlético de Madrid que sigue funcionando como un motor diésel, sin espectáculo pero irrompible. Los blancos acechan a un punto esperando más tropiezos, con la paradójica sensación de que son el caballo ganador cuando dependen de los errores de dos rivales. Pero, ¿qué camino le queda a cada uno antes de que se eche el telón de la Liga más emocionante en España desde 2006?
El aparente calendario ‘fácil’ del Barça
Sin grandes partidos ya en el horizonte salvo la esperada final de la Copa del Rey ante el Sevilla –la Champions se esfumó hace unos días ante el Atlético por segunda vez en los tres últimos años- se diría que el Barcelona es, de los tres equipos en la lucha por el título, el que mejor panorama tiene en cuanto a rivales. Afronta dos partidos en casa y tres fuera de ella, todos ellos contra equipos que ahora mismo no superan el puesto 13º de la clasificación: Deportivo de la Coruña, Sporting de Gijón, Betis, Espanyol y Granada. Dando por sentado que sus vecinos de la ciudad harán lo posible por fastidiarle la Liga a su odiado máximo rival, el derbi contra el Espanyol se presenta como el choque más peligroso, aunque puede que en todos los partidos el equipo que juegue contra los culés todavía esté jugándose la permanencia, algo que siempre complica sobremanera los encuentros cuando hablamos de partidos de final de Liga entre grandes y modestos. Deportivo, Espanyol y Betis lo tienen más asequible, mientras que Granada y Sporting están en plena batalla por no entrar o abandonar los puestos de descenso.
No obstante, los números del Barça contra todos estos equipos son más que positivos. La pregunta es si lo que hemos visto hasta ahora en el mes de abril se prolongará en los partidos que vienen.
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