El entrenador Pako Ayestarán aseguraba ante del partido contra el Villarreal que el Valencia iba a ganar el partido para seguir siendo “el equipo más importante de la Comunidad Valenciana”.
El conjunto estaba crecido después de los últimos buenos resultados y hasta el mandatario Peter Lim, que llevaba más de cuatro meses sin aparecer, acudió al palco para presenciar el partido. Sin embargo, lo que iba a ser una fiesta se convirtió en un esperpento.
Los jugadores del Valencia, con la salvación ya conseguida, decidieron que ya tocaban vacaciones y que el partido, según denuncia la prensa local, ya no contaba, “en definitiva, un colectivo viciado, muy bien pagado y que no ha estado a la altura que de ellos se esperaba”.