Lo decía Pep Guardiola a la prensa alemana hace unas semanas después de consumarse su tercera derrota en Europa con el Bayern a manos de equipos españoles (Real Madrid, Barcelona y Atlético de Madrid): «Los equipos españoles son muy buenos». No era una frase hecha. Es la realidad. Europa vive un periodo hegemónico de insultante dominio de los equipos españoles.
Sin ir más lejos, los dos torneos principales del fútbol europeo han sido copados en los tres últimos años por equipos españoles, que han vencido siempre a sus rivales. El Sevilla ha ganado por tercer año consecutivo la Europa League. Y en ese tiempo, Real Madrid y Barcelona se han impuesto en la competición superior, la Champions League, que en la presente edición también tendrá color español porque sus dos finalistas son el Real Madrid y el Atlético, que repiten la final de hace dos años en Lisboa.
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