El Sevilla no pudo sacar toda su magia esta vez en el Vicente Calderón. El doblete se escapó en la prórroga, después de una final en la que los de Unai Emery fueron superiores al Barça durante casi todo el partido, merced a una mayor ambición inicial y sobre todo a la expulsión de Javier Mascherano a falta de pocos minutos para que terminase la primera mitad. La inferioridad numérica permitió al equipo andaluz dominar el juego en muchas fases y hacer que el Barça tuviese que jugar a defenderse y agazaparse atrás, algo que apenas está acostumbrado a hacer.
Sin embargo, a pesar de los muchos minutos que el Sevilla dispuso para poder dar la puntilla al Barcelona con esta situación, los de Emery no supieron encontrar la vía de entrada ni gestionar el juego en superioridad. No encontraron huecos ni la tranquilidad suficiente como para poder manejar el choque del todo cómodos.
En esta situación, varios integrantes de la plantilla salieron muy tocados por su rendimiento especialmente bajo en una noche tan especial.