En los despachos del FC Barcelona ha producido satisfacción la noticia de la posible marcha de Dani Alves a la Juventus. De hecho se sabe que más de uno lo ha celebrado con cava. Incluso se ha sabido también que el resquicio legal al que se ha acogido Dani Alves para salir del club a coste cero no era más que una trampa que le había tendido Bartomeu para que hiciera uso de ella, saliera del club y liberara una de las fichas más caras de la plantilla que asciende a 14 millones por temporada.
En la zona noble del Camp Nou se había extendido la sensación de que el rendimiento de Alves, a sus 32 años, no estaba de acuerdo con su ficha. Y tampoco gustaban sus salidas de tono incorregibles muy alejadas de los valores que el club exporta al exterior. Alves se había convertido en un personaje molesto e incómodo y la salida de la Juventus ha sido recibida con alborozo entre la directiva, aunque esa opinión no sea compartida por Luis Enrique, que sí ha acusado la pérdida, fundamentalmente porque no confía en que el club pueda compensarle con un recambio de primer nivel.