Claudio Bravo está mosca. El ‘sarao’ que se ha montado en torno a la posible marcha del portero del Barcelona tiene al guardameta en el punto de mira de un sector del barcelonismo que ha dado por buenas las informaciones que apuntan a que la marcha del cancerbero se debe a su único interés de jugar en el City de Pep Guardiola. No es así.
Como avanzaba esta misma semana Don Balón, ni Pep Guardiola va a cometer la torpeza de ir a por un jugador del Barcelona que le echaría la masa culé encima, ni el club azulgrana tiene intención de contar lo que es un secreto a voces en Can Barça: Ter Stegen ha exigido la titularidad bajo amenaza de dar un portazo e irse. Y el Barcelona ha aceptado.
La decisión estratégica –cuestión de edad- deja a Bravo con el trasero al aire.