Una puja estratosférica, un precio infladísimo y un entorno muy poco agradable con el que negociar (y con el que ya existía un mal rollo previo) parecen haber sido los condicionantes que han hecho que Paul Pogba sea futbolista del Manchester United la próxima temporada y no jugador del Real Madrid. Mino Raiola tensó la cuerda para que su representado se fuera al club que más pagase, y en estos términos, según apuntan fuentes cercanas a la operación, los blancos “simplemente no han querido igualar” la oferta de los ingleses. Pogba volverá a enfundarse la camiseta de los Diablos Rojos y reventará el mercado, siendo José Mourinho el gran triunfador en todo este asunto.
Se acaba, pues, uno de los culebrones del verano. Y también casi la única posibilidad real que tenía el Madrid de hacer un fichaje Galáctico, algo que, hiciese falta o no, siempre se espera en todas las pretemporadas. Y más con una sanción FIFA en ciernes. El caso es que ahora que parece (salvo giro de última hora, que siempre puede haberlos) que Pogba se ha esfumado, la gran pregunta es qué hará el Real Madrid en el mercado. Zidane sigue soñando con tener un centrocampista más que pueda sustituir a Casemiro, el único hombre de la plantilla que no tiene un recambio natural. Y aunque han salido algunos nombres a la palestra (Matic, Verratti o Sissoko son los que más han sonado en las últimas horas) no parecen operaciones plausibles a corto plazo.
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