“Estamos preparados para la Supercopa”. Ese es el mensaje principal que Zinedine Zidane quiso transmitir ante la prensa después del final del último partido de preparación que los blancos jugaron en la noche del pasado miércoles ante el Bayern de Múnich. Una victoria por la mínima ante los de Carlo Ancelotti que deja un balance de dos triunfos, una derrota, cinco goles a favor y cinco en contra en tres choques que reflejan muchas lecturas, no todas positivas, ni mucho menos.
El choque contra los alemanes dejó una impresión general positiva a pesar de que la segunda mitad blanca fue mejor que la primera con más suplentes que titulares. Pero gustó el regreso de Ramos, la actitud de James (se desfondó en los primeros 45 minutos) y la evolución de Kiko Casilla. El partido lo decidió un golazo de Danilo, aunque fue casi mejor la noticia de la portería a cero. Y es que la fragilidad defensiva sigue siendo el gran talón de Aquiles de este principio de temporada en el equipo.
Esto es lo que más preocupa a Zidane, incluso por encima de la falta de gol de Morata (mucho juego de espaldas pero casi ninguna ocasión en tres encuentros tras su regreso). Sabe que sin la BBC el desnivel en ataque es grande, pero que sería mucho peor para los intereses madridistas ser extremadamente blandos ante el Sevilla. Y más con Jorge Sampaoli. El nuevo técnico del equipo hispalense pone por delante el ataque
y promete mucha presión alta.
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