Está siendo una semana más que convulsa en Villarreal. Justo después de la derrota en el Trofeo Teresa Herrera ante el Deportivo de la Coruña llegó la primera mala noticia del verano: Roberto Soldado, la referencia atacante del equipo amarillo, se rompe los ligamentos de la rodilla derecha a una semana de que el equipo castellonense se juegue la clasificación para la Liga de Campeones ante el Mónaco. La situación de la plantilla es algo dramática en esa posición, ya que sólo está disponible Pato, un fichaje recién llegado y cuyo rendimiento será una incógnita.
Por si fuera poco, anoche ya estallaba una auténtica bomba de relojería: Marcelino García Toral deja de ser entrenador del equipo amarillo. Bueno, más bien es cesado de forma fulminante como se conoció después. ¿Los motivos? Ni más ni menos que una situación de tensión con gran parte del vestuario que iba en aumento, especialmente motivada, según fuentes cercanas al club, por la forma del técnico de tratar al central argentino Mateo Musacchio.
Así pues, a falta de pocos días para jugarse media temporada con la clasificación o no para la Champions League, el Villarreal se encontraba esta misma mañana sin técnico y sin apenas delanteros.
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