La situación de James Rodríguez en el Real Madrid sigue siendo polémica y hasta cierto punto traumático. El colombiano, que pudo ser titular frente al Sevilla en la Supercopa de Europa por lo que se había hablado horas antes del choque, fue finalmente suplente aunque tuvo minutos a partir de la segunda mitad y acabó el encuentro. Un pequeño paso en las rotaciones de Zinedine Zidane, que al menos le tuvo en sus pensamientos globales para el partido al tener el Madrid hasta siete bajas de titulares con respecto al equipo que formó de inicio en la final de la Champions frente al Atlético de Madrid: Keylor Navas, Pepe, Kroos, la BBC y con Modric también en el banquillo.
James no hizo un mal choque cuando le tocó saltar al terreno de juego. Estuvo lo más rápido y preciso posible en los pases y en las transiciones, tuvo dos grandes ocasiones para marcar en un mano a mano y una falta directa bien ejecutados y no se puede decir que no le pusiera empeño ni ganas. Pero antes de salir a jugar las cámaras estuvieron pendientes de él: se mostró algo apático sentado en el banquillo, hizo un bostezo que está dando que hablar y no celebró demasiado efusivamente el tanto final de Carvajal que le dio el título a su equipo.
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