La artroscopia a la que fue sometido Miguel Ángel Moyá hace algunos días ha dejado al portero del Atlético de Madrid en el dique seco al menos durante dos meses. Frente a esa eventualidad, el club lleva días moviéndose en el mercado para encontrar una solución óptima al problema que deja el portero español: Oblak es el titular pero hay que buscar un suplente de garantías que no rechiste por no jugar y que no sea una institución, ya que cuando regrese el lesionado quedará en un segundo plano. No era algo fácil.
Ni el canterano Bernabé ni tampoco Werner, joven arquero argentino cedido ya a Boca Juniors eran del gusto de Simeone, siempre exigente con estos temas. ¿Qué hacer, pues? La solución la tenía el Atlético en casa: tirar de André Moreira, un portero portugués que es del club colchonero aunque no lo conozca prácticamente nadie (el club ni siquiera informó de su fichaje cuando lo hizo, allá por 2014) y que ha estado los dos últimos años cedido en su país.